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dependiendo la liberación del resto
de la marcha de las conversaciones, la
exigencia talibán de la liberación total
de presos antes de dichas conversaciones
hace peligrar el fin de la guerra6.
Otra complicación a los acuerdos ha
sido la orden de los talibanes de reactivar
los ataques a las fuerzas afganas,
aunque no a las fuerzas estadounidenses7.
Una actitud que ha provocado
30 ataques en 24 horas en las provincias
de Balkh y Khost, secuestros
en la provincia de Wardak, y la respuesta
estadounidense con un ataque
en Helmand8, además del ataque de la
rama local del Estado Islámico en Kabul9,
unos hechos que confirman las
declaraciones del general Milley, jefe
de la Junta de Jefes de Estado Mayor,
al afirmar que no era probable un cese
absoluto de la violencia en Afganistán.
Además, el rechazo de Abdullah a
aceptar la decisión de la Comisión
Electoral, que el 18 de febrero daba
como ganador en las elecciones de
septiembre de 2019 a Ghani con el
50,64 % de los votos frente al 39,64 %
de Abdullah, y su decisión de autoproclamarse
primer ministro el mismo
día que lo hacia Ghani, a pesar de
los intentos de éste de ofrecerle un
40 % en el gobierno y la oposición de
Washington, plantean una crisis política
que debilitará la posición de Kabul
en las conversaciones con los talibanes10.
El hecho de que la Corte internacional
de La Haya (CPI) haya dado luz verde a
indagar supuestos crímenes de guerra
en Afganistán de todos: soldados estadounidenses
y afganos, CIA y talibanes,
en el periodo 2003-2014, añade nuevas
complicaciones, aunque el hecho de
no ser EE. UU. miembro del CPI resta
transcendencia a esta investigación.
En resumen, los talibanes consideran
el acuerdo una victoria, los estadounidenses
intentan dar fin a su guerra más
larga, y los dirigentes afganos se debaten
en una lucha por el poder, pero la
realidad es que continúan los ataques
y ha pasado el 10 de marzo sin que se
hayan iniciado las conversaciones de
paz entre afganos. Una situación que
pone en peligro el acuerdo, ahora aún
más complicado por el temor a la extensión
del coronavirus con el regreso
de refugiados de Irán11, mientras a muchos
afganos cansados de la guerra
solo les queda la esperanza de una difícil
reconciliación entre la visión talibán
de un emirato islámico y el actual Afganistán
donde tienen derechos las mujeres,
ha subido la esperanza de vida
del 43 al 53 % y descendido el analfabetismo,
además de crearse hospitales
y escuelas. La alternativa es que
vuelva el régimen de terror y Afganistán
se convierta en un Estado fallido.
Finalizado por el autor el 17 de
marzo de 2020.
NOTAS
1. «Joint Statement on Signing of the
the U.S.-Taliban Agreement». U.S.
Department of State; 9 de marzo
de 2020.
2. Riedel, Bruce: The mess in Afghanistan.
Brookings; 4 de marzo de 2020.
3. Gilsinan, Kathy: The U.S. Once
Wanted Peace in Afghanistan. Atlantic;
29 de febrero de 2020.
4. Alandete, David: «Los talibanes
logran su objetivo y EE. UU. firma
su retirada de Afganistán». ABC;
1 de marzo de 2020.
5. Gibbons-Neff, Thomas: «U.S.
Announces Troops Withdrawal in
Afghanistan as Respite From Violence
Ends». New York Times;
27 de febrero de 2020.
6. «Afghan gov´t delays Taliban prisoner
release, endangering deal».
Al Jazeera; 14 de marzo de 2020.
7. «Taliban Orders Resumed Attacks
on Govt forces». TOLOnews; 1 de
marzo de 2020.
8. Qadiz Sediqui, Abdul: «U.S. carries
out air strike on Taliban, calls
for halt to “needless attacks”». Reuters;
4 de marzo de 2020.
9. «Gunmen attack Afghan gathering
attended by senior figures». GlobalSecurity.
org.
10. Ansiri, Ehsanullah: «Afghanistan´s
Dueling President Pose Risks for
U.S. Efforts to End War with Taliban
». The Wall Street Journal;
17 de marzo de 2020.
11. Marshal, Mujib: «In Afghanistan,
coronavirus complicates War and
Peace». New York Times; 16 de
marzo de 2020.