>> Nuestros Legionarios
TENIENTE EN LA RESERVA JUAN NIETO RAMOS
YO ESTUVE ALLÍ
Era un jueves caluroso aquel 01 de junio de 1995, los «restos»
de la BRIMT XXIII nos encontrábamos formados en el patio
de armas de la Base Álvarez de Sotomayor. Todos estábamos
expectantes, el corazón latía más deprisa de lo normal. De
pronto, sobre las 12:30 se empiezan a oír las trompetas y
tambores a paso legionario. Son ellos, pensé, ya están aquí.
Desde entonces y hasta el 31 de diciembre de 2019, casi
veinticinco años más tarde, tuve el honor de formar parte del
glorioso cuerpo de La Legión. Nunca más cambié de unidad
y nunca quise hacerlo. Tuve la suerte de estar en el sitio y el
lugar escogidos por la Historia. Así me convertí en uno de los
fundadores del GACA II de La Legión.
Fueron tiempos muy intensos y difíciles para los procedentes
de la BRIMT XXIII, era otra forma de entender la milicia y
debíamos aprender rápido y bien. Nuestro trabajo era el
mismo, pero la forma de proceder, de pensar, de actuar
cambiaba a pasos agigantados. Conocí personajes que eran
una institución en el Cuerpo: comandante Echenique (DEP),
brigada Remón (DEP), cabo 1º Camacho… Cada uno, con su
forma de entender la milicia, era un libro abierto para mí.
Ese agosto de 1995 fui nombrado para realizar la primera «alta
de reclutas» con mandos y tropa del Tercio 3º Don Juan de
Austria, aún pendiente de recalar en la Base en enero del año
siguiente. Desfilé por dos veces ante el Rey Don Juan Carlos I
y participé en el momento en el que nos instó a los artilleros a
fundir nuestra tradición en el espíritu legionario.
Como fruto de ese esfuerzo y trabajo diario, formé parte del
Cuartel General de la Brigada en la OMP SPABRI III en la
antigua Yugoslavia. La tarea llegaba a su fin. Ya me sentía uno
más. Casi dos años después podía decir con orgullo que había
ganado mi «gorrillo» legionario. Y no me daba cuenta entonces
que todo discurría como lo había hecho siempre desde 1920:
La Legión ya formaba parte de mí, recorría mi sangre, estaba
siempre en mis pensamientos, sus espíritus eran mi credo, su
himno mi orgullo, su estilo de vida se convirtió en mi forma de
vivir. Me hice Novio de la muerte.
En septiembre de 1996, tuve la suerte de fundar también,
junto con el capitán Pro (DEP), el teniente Alfaro y varios
compañeros más, la Batería de misiles antiaéreos Mistral. Y me
correspondió el honor de ser el primer legionario que lanzó un
misil real en unos ejercicios de fuego en Huelva. Fueron años
de maniobras, maniobras y más maniobras con el resto de la
Brigada y con muchas otras unidades artilleras. Pero la ilusión
de vestir el uniforme legionario y ¿por qué no?, la vanidad de
sentirte envidiado y respetado lo hizo todo más sencillo.
Después el tiempo pasó entre rápido y más rápido. Aprendí
que se hace Legión con cualquier tarea, aunque sea la más
insignificante, siempre que la hagas a conciencia.
En 2008, siendo ya un veterano brigada, fui nombrado
habilitado de mi Grupo y lo fui hasta que pasé a la reserva.
Ahora, desde esta nueva situación, recuerdo esos años con
orgullo y nostalgia. Cuento el tiempo que me falta para pasar
a la situación de retiro y poder solicitar la agregación a mi
querido Grupo de Artillería y así vestir otra vez el ansiado
uniforme legionario.
¡Viva España, viva el Rey,
viva la Legión!
46 553 · IV-2020 La Legión