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Nuestros Legionarios <<
SARGENTO ANA MARÍA SENA LOZANO
DE DAMA LEGIONARIA A SARGENTO
Me despierto como cualquier mañana de domingo, me pongo en
pie y, como de costumbre, para despejarme me echo un poco de
agua fría en la cara. Frente al espejo caigo en la cuenta que es 20
de septiembre de 2020, empieza el tan ansiado año del centenario,
el año de la creación de La Legión. Entonces clavo los ojos en mi
reflejo, y cientos de imágenes abordan mi mente y viajo por los
recuerdos de mi paso durante estos años por el Tercio 3º y por la
VII Bandera Valenzuela.
Lo primero que me viene a la cabeza es la Semana Santa de
Málaga: ahí empezó todo. Como cada año, mis padres me llevan
a ver a nuestro Padre el Santísimo Cristo de la Buena Muerte.
Ambiente de Jueves Santo, veo la marcialidad de los legionarios
en sus movimientos, la disciplina, el sentimiento que esbozaban
al entonar el Novio de la muerte… deseaba ser uno de ellos. La
siguiente imagen que me mantiene en ese trance es mi llegada a
la 5ª Compañía de la VII Bandera, tras mi paso por la Academia
de Infantería de Toledo, donde realicé mi fase de formación
militar como tropa. Ese día, la unidad llegaba de una semana de
maniobras en las minas de Alquife. Todos, desde el último legionario
hasta el capitán, tenían los uniformes teñidos de rojo. Empecé a
presentarme a compañeros y mandos mientras cuidadosamente
limpiaban su equipo y armamento; sabía que había llegado a casa.
Durante casi cuatro años serví como dama legionaria, los dos
primeros en la Sección de Mando y Transmisiones, y el resto en
la Sección de Morteros Medios, formando parte con esta última
del contingente de ASPFOR XXX en Afganistán en 2012. Esta
experiencia fue decisiva para confirmar que, sin duda, La Legión
era mi sitio. Tras llegar de zona de operaciones lo primero que hice
fue encaminar mi trayectoria profesional y poner todo mi empeño
en ingresar en la academia de suboficiales, con la intención de ser
suboficial del Ejército Español, y, a ser posible, vistiendo la camisa
verde legionaria.
Presenté mi solicitud para el Patronato Virgen de la Paz de Ronda,
donde me preparé para el examen de ingreso. No dudé al rellenar
el formulario; «primera opción: Infantería Ligera»; quería volver
al lugar donde empecé a forjarme como militar. Después de tres
duros años de academia, en 2016 conseguí el Real Despacho de
Sargento con la XLI promoción y también la ansiada vacante al
Tercio Don Juan de Austria 3º de La Legión de donde procedía.
Me siguen llegando recuerdos a mi cabeza y sigo con la mirada
clavada en el espejo. Me incorporo como sargento a la VII Bandera;
de nuevo en casa. Esta vez llego para servir en la 2ª Compañía
mandado un pelotón de fusiles. Siento como si estuviese allí,
viviendo otra vez ese momento. Casi no he terminado de entrar en
la compañía y ya se están presentando a mí los legionarios. Fuertes
«taconazos», frentes altas, miradas limpias y desafiantes como en su
día hice yo cuando era dama legionaria.
En noviembre de 2017, me encuadran para ir a la operación I/R BPC
VII en Irak como jefe de pelotón en la Unidad de Protección. Después
de tres años en la 2ª Compañía, en octubre de 2019 fui destinada de
nuevo a la 5ª, donde desde entonces me encuentro ejerciendo como
jefe del Pelotón de Transmisiones.
Sigo frente al espejo y salgo de ese paseo por mi pasado y pienso
que al igual que para mí, hoy es un día muy especial para todos los
que llevamos el emblema de La Legión en el corazón y que de una
manera u otra hemos formado parte de estos cien años de su historia.
553 · IV-2020 49 La Legión