TEMAS GENERALES
general del Departamento, almirante Salvador Moreno Fernández. Esta Comi-sión
nació como fruto del entusiasmo por los deportes náuticos de algunos
oficiales de la Armada, que pusieron en marcha este «club náutico» en el
edificio e instalación colindante con la Sala de Armas del Arsenal Militar
—entonces Cuartel de Instrucción— denominado La Cortina por su ubicación
y que fue originariamente Taller de Cordelería y Batería. Allí se instalaron las
embarcaciones y los efectos de esta CNR, con entrada abierta al muelle de
Curuxeiras, ocupando también una superficie de este cedida por la Junta
de Obras del Puerto de Ferrol (actual Autoridad Portuaria), donde se situaron
las embarcaciones, almacén, taller y pantalán. En el edificio de La Cortina se
llevaron a cabo obras y reformas para convertirlo en sede de ese incipiente
club náutico.
La CNR nació pues para tener un carácter similar al de un club náutico
civil en cuanto a sus actividades de organización de regatas y de relaciones
exteriores con otros clubes y con la Federación Española de Clubes Náuticos,
a la que pertenecía y «a cuyos Reglamentos se ajustará y con quien mantendrá
relaciones directas». Las atribuciones del presidente eran las propias de la
actividad deportiva, «quedando a salvo las que en el orden militar competen a
las autoridades de Marina en el Arsenal o en las aguas donde radiquen los
servicios deportivos».
Por tanto, fue la afición deportiva a la vela el origen de la Comisión y
posteriormente del Club Naval de Oficiales, ampliando después con su sede
de El Montón sus actividades deportivas a otras como el tenis, el pádel, la
natación, etc., así como a la consecución de un club social o CDSCA, que es
lo que finalmente se consiguió lograr en las instalaciones de El Montón. La
CNR de Ferrol, por su parte, continúa sus actividades de vela deportiva, con
sede en la Estación Naval de La Graña.
Un suceso trágico: la explosión del polvorín de El Montón en 1943
Hace ahora casi 80 años, apenas cuatro años después de finalizada la
Guerra Civil y en el contexto de la Segunda Guerra Mundial, se produjo
la explosión «fortuita» —quizás fruto de un sabotaje bien organizado según
diversas investigaciones— en los polvorines de El Montón (3). Ocurrió exac-tamente
a las seis de la mañana del 22 de junio de 1943. Se sabe que tras un
incendio (05:40 h), estallaron miles de kilos de material explosivo entre dina-mita,
munición y otros productos químicos que la Armada almacenaba allí,
empezando por el polvorín grande (número 9), lo que provocaría la aparición
(3) El jefe de polvorines del Departamento era el entonces capitán de Artillería de la Arma-da
Manuel Parga Rapa.
478 Abril