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Existen, sin embargo, dos inconvenientes para implantar esta solución por
muy razonable y eficiente que sea: el escaso retorno industrial, ya que la
empresa fabricante es extranjera, y la asignación para la reposición de los
AAV de una prioridad insuficiente dentro de las necesidades de la Armada y,
por tanto, del Ministerio de Defensa.
En relación con el retorno industrial, cabe señalar que ninguna empresa
nacional fabrica vehículos anfibios similares a los AAV/ACV. Por otro lado, el
reducido número de unidades a adquirir difícilmente compensaría los costes de
un eventual I + D para obtener una solución nacional. Se debe asumir por tanto
que cualquier programa destinado a evitar la pérdida de esta capacidad crítica
no solo para la Armada, sino también para la Fuerza Conjunta, no será un
programa nacional. No obstante lo anterior, este inconveniente se podría miti-gar
con la habilitación de mecanismos que faciliten algún tipo de retorno indus-trial
en territorio nacional. En este sentido no conviene olvidar que el ACV ha
sido fabricado por BAE Systems en base a una plataforma diseñada por la
empresa italiana IVECO, que tiene gran implantación en España. Así, se podría
analizar la viabilidad de una solución que implicara, por ejemplo, la realización
de algunas tareas de fabricación, ensamblaje y/o mantenimiento en España en
centros e instalaciones de la propia IVECO, que ya tiene un profundo
conocimiento de la plataforma base. Además, cabe señalar también que la unifi-cación
de las dos necesidades de la Infantería de Marina ya señaladas (reposi-ción
tanto de los AAV como de los VCI Piraña) resultaría en un programa de
mayor envergadura, facilitando las negociaciones con las empresas implicadas.
En cuanto a la prioridad asignada, una vez más resultaría lógico que la
fusión de ambas necesidades en un único programa se tradujera en una mayor
prioridad, sobre todo teniendo en cuenta que con esta acción se obtiene mayor
eficiencia y ahorro en el largo plazo. A pesar de que la situación presupues-taria
actual y previsible a corto plazo no es muy halagüeña, sigue habiendo,
aunque en menor medida, nuevas inversiones para los principales programas
de armamento de los Ejércitos y Armada (de hecho, el pasado mes de junio se
aprobaron 3.000 millones de euros para dos nuevos programas). Dado que no
se prevé que los ACV estén disponibles para venta a otros países hasta 2026,
hay tiempo suficiente para que desde la Armada se asigne a esta necesidad
una prioridad suficiente como para garantizar su ejecución, sobre todo
considerando que el coste de un programa como este, aun siendo de vital
importancia para la Infantería de Marina, podría rondar entre los 350 y 400
millones de euros (7), muy lejos aún del resto de los principales grandes
programas de armamento.
(7) Estimación ROM (Rough Order of Magnitude), que asigna un precio medio por vehí-culo
en torno a los seis millones de euros.
506 Abril