REPORTAJE CENTRAL
Brigada Vicente David Jiménez Carballo
Redacción
Todas las historias, en cualquier ámbito, tienen a sus propios protagonistas,
identificados estos como entidades físicas, jurídicas, naturales o institucionales.
Algunos denominan a La Legión como «cuerpo» o incluso como un arma,
pero lo cierto es que quizás técnicamente, su apreciación más cercana sería
«institución», moralmente «valor» y espiritualmente Credo Legionario.
La Legión ha sido, es y será un conjunto de personas afines a su amor por
España, anteponiendo este sentimiento a los intereses individuales de cada
componente por separado. A igual que un buen vino tiene una denominación de
origen, podríamos decir que las damas y los caballeros legionarios llevan consigo
una denominación común hacia ese sentimiento.
La vida, así como la muerte, cambia de manera inexorable ese conjunto de
personas que componen nuestra institución y, conforme a La Legión llega savia
nueva, también, con el paso del tiempo, se van hojas que, aunque parezcan
caducas, supieron cumplir fielmente con la labor de transformar la luz en energía
para nuestro gran roble, la Familia Legionaria. Continuando con esta analogía,
aquellas hojas conforman ahora la base del árbol, un mullido lecho al pie de este
que mira hacia los nuevos brotes que salen de sus ramas. Esas hojas, ese lecho,
son nuestros veteranos, los que estuvieron y los que están. Muchos de ellos hoy
ocupan «destinos» diferentes, en hermandades, asociaciones o en las filas del
Tercio 5º.
Este artículo es para ellos, para vosotros, así como, sobre el origen y transformación
de un homenaje que, año tras año, se hace en reconocimiento al valor aportado
a La Legión. Luz que transformasteis en sangre y vida para nuestra institución.
Coronel José A. Ruiz Mialdea, jefe de la Hdad.
Nacional AACCLL en 2020, al frente de la última
formación previa a la Covid-19.
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