López-Muñoz F., et al.
ría de las áreas de riesgo, hasta contar, en la actualidad, con 12
laboratorios de referencia, tanto de ámbito estatal como auto-nómico,
y un laboratorio colaborador(7). Recientemente se está
explorando el interés de las unidades NBQ de los Mossos de
Escuadra y de la Ertzaintza para incorporarse a la Red.
La RE-LAB se constituye como una estructura de investi-gación
y de intercambio de información científico-técnica, que
comparte recursos comunes, como son más de 250 técnicas de
detección de un gran número de agentes biológicos y toxinas de
alto riesgo y un repositorio de cepas y material de referencia a
disposición de todos los miembros de la red. Asimismo, cuenta
con un inventario de los patógenos de alto riesgo disponibles
en cada laboratorio que integra la red y una plataforma “share
point” para compartir de forma segura la información.
Esta Red es fundamental para paliar los riesgos que impli-caría
la liberación, ya sea intencionada o accidental, de agen-tes
biológicos, y constituye un instrumento imprescindible en la
coordinación y respuesta ante este tipo de amenazas.
Colaboración de los Equipos Técnicos Españoles de Ayuda y
Respuesta en Emergencias (START)
La creación de los START, o “chalecos rojos”, es un pro-yecto
de la Oficina de Acción Humanitaria de la Agencia Espa-ñola
de Cooperación (AECID), integrado en el mecanismo de la
Comisión Europea denominado “European Emergency Response
Capability”.
España dispone de un equipo con capacidad quirúrgica
(EMT II) formado por 65 personas, entre sanitarios (43) y per-sonal
de logística (12), con su equipamiento para desplegar, en
menos de 72 horas, un hospital de campaña en cualquier lugar
del mundo. Este equipo se desplegó por primera vez en Mozam-bique,
en noviembre de 2019(8).
En el marco de los ejércitos, la Unidad Militar de Emergen-cias,
la Agrupación de Sanidad del Ejército de Tierra y la Unidad
Médica Aérea de Apoyo al Despliegue son unidades con capaci-dad
de respuesta para hacer frente a este tipo de amenazas.
Estos equipos de respuesta ante emergencias no están orien-tados
específicamente a la lucha contra ataques biológicos, pero
podría ser una capacidad nacional a considerar en la respuesta
nacional contra las amenazas biológicas.
CONCLUSIONES
En la actualidad, el empleo de armas biológicas como una
posible amenaza para la seguridad nacional es más factible desde
fuentes terroristas que procedente de un ataque bélico, dadas las
amplias regulaciones internacionales existentes en estos momen-tos.
Su uso con fines terroristas, aunque no fácil, podría ejercer
efectos devastadores en la sociedad.
(7) Resolución de 29 de enero de 2019 del Secretario General de Política Cien-tífica,
por la que se fija la composición de la Red de Laboratorios de Alerta
Biológica(RE-LAB).
(8) https://www.dclm.es/noticias/92255/una-enfermera-ciudadrealena-en-el-spa-nish-
technical-aid-response-team.
104 Sanid. mil. 2021; 77 (2)
Estas amenazas biológicas, como agresiones transversales
que afectan a distintos actores y estructuras del Estado, exigen
una respuesta coordinada y conjunta, tanto a nivel nacional por
parte de las diferentes administraciones públicas concernidas,
incluyendo la cooperación entre el sector público y el privado,
como a nivel internacional.
Toda vez que este tipo de amenaza está íntimamente rela-cionada
con la proliferación de ADM (entre las que se inclu-yen
las armas biológicas), a la hora de establecer este modelo
integral de gestión de crisis sería conveniente apoyarse o rea-lizarlo
en el marco del Comité Especializado de No Prolife-ración,
creado en el año 2018 (Orden PRA/29/2018) como
órgano de apoyo al Consejo de Seguridad Nacional para el
complimiento de las funciones asignadas al mismo, dentro del
Sistema de Seguridad Nacional. Máxime teniendo en cuenta
que entre sus funciones está la de “realizar, en apoyo del
Comité Especializado de Situación, la valoración de los ries-gos
y amenazas, analizar los posibles escenarios de crisis, en
especial de aquéllos susceptibles de derivar en una situación
de interés para la Seguridad Nacional”. De hecho, en el seno
de dicho Comité, en el año 2019, se elaboró el Plan Nacional
de Biocustodia aludido previamente, lo que refuerza aún más
la conveniencia y coherencia de que un futuro modelo de ges-tión
de crisis en este ámbito se realice en el marco del reite-rado
Comité, aprovechando así su experiencia en la materia y
los mecanismos y protocolos de coordinación ya establecidos
en su seno.
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