ANÁLISIS
Entorno operativo 2035 El espacio de batalla
terrestre del futuro
Coronel del ET Bonifacio Gutiérrez de León
Subdirector de Investigación y Lecciones Aprendidas del MADOC
MUCHOS de los acontecimientos recientes, especialmente
desde que se inició el siglo XXI ponen de manifiesto
que el futuro es imprevisible. Los atentados
a las Torres Gemelas en 2001, los efectos negativos
de las explosiones sociales que tuvieron lugar en
los países de la orilla sur del Mediterráneo en la llamada Primavera
Árabe entre 2010 y 2013, la anexión de la península de Crimea por
Rusia, la autoprovocada salida del Reino Unido de la UE —cuyas
consecuencias para Europa están aún por descubrir— , o la actual
crisis del coronavirus son buena prueba de ello. Por desgracia, no
tenemos una bola de cristal en nuestras manos.
El caso es que, cada vez más, nos encontramos con situaciones
difíciles a las que tenemos que adaptarnos y con las que
tenemos que vivir, nos guste o no. En los próximos años, el entorno
operativo al que nuestras fuerzas deberán prestar atención seguirá
siendo imprevisible, dinámico, inestable y de creciente complejidad.
Sin embargo, no podemos limitarnos a actuar de forma reactiva;
sino que la capacitación y la preparación de los Ejércitos deben
evolucionar, al menos, a la misma velocidad a la que se producen
los avances en el ámbito de la seguridad. Mucho mejor si nos anticipamos
a ellos, cuestión que puede hacerse a través de un esfuerzo
continuo de investigación con visión de futuro, para responder
eficazmente a los nuevos retos y amenazas. En este sentido, ya en
1859 Charles Darwin afirmaba: «Las especies que sobreviven no
son las más fuertes, ni las más rápidas, ni las más inteligentes, sino
las que se adaptan mejor al cambio». El mensaje es muy pertinente
en el momento actual, en el que nuestra capacidad de adaptación
es la clave del éxito.
Es por ello que, las Fuerzas Armadas españolas, como las
de muchos otros países, han realizado recientemente estudios
de investigación prospectiva para definir con detalle los entornos
operativos en los que probablemente se empleará nuestra Fuerza
Conjunta o las especificidades que presentarán para las fuerzas
terrestres. Estos estudios están permitiendo apoyar el proceso de
transformación de los Ejércitos. Entre los riesgos y amenazas que
nos aguardan en el futuro, parece que se mantendrán como los
más relevantes los conflictos armados, las estrategias híbridas, el
terrorismo y los ciberataques.
El entorno futuro se verá afectado por la presencia de múltiples
actores, como ya ocurre. Aunque los Estados y las principales
organizaciones internacionales, la Unión Europea o la OTAN, entre
otras, con grandes implicaciones para España, seguirán siendo los
principales centros de poder en 2035, se deberá tener presente la
presencia de grupos terroristas, grupos criminales, estados fallidos,
organizaciones gubernamentales supranacionales, ONG, alianzas
ad hoc, ciudadanos empoderados, corporaciones transnacionales
o incluso ciudades-estado. Por ejemplo, grupos terroristas o extremistas
como Al Qaeda o el Daesh han sido capaces de poner en
jaque, no solo a Oriente Medio y África, sino a todo el planeta. En el
futuro, estos grupos o tal vez otros nuevos, tan violentos o más, estarán
presentes en el entorno global, no solo en zonas geográficas
favorables a sus intereses sino también en la esfera virtual, y podrán
llegar a cualquier lugar del planeta. En resumen, la influencia y la
participación en los conflictos de actores no estatales y elementos
no militares será mucho más común y fácil.
Los espacios donde operarán las FAS españolas serán los que
contemple la Estrategia de Seguridad Nacional. En ellos, las democracias
occidentales se verán obligadas a actuar extraterritorialmente
con el objeto de atajar problemas que se generarán más allá
de sus fronteras pero que afectan a sus intereses nacionales dando
lugar al concepto de «Frontera Avanzada». Asimismo, y debido a la
Las fuerzas terrestres seguirán
siendo fundamentales
en los conflictos
42 Revista Española de Defensa Octubre 2021