Mediante sus drones, la UME obtiene imágenes de la evolución del volcán, que se actualizan periódicamente, como apoyo a la Dirección de la Emergencia.
—aunque dos de ellos volvieron a la Península—,
para actuar, si son requeridos, en
la extinción de los incendios forestales que
puedan originarse por el desplazamiento
de la lava. Asimismo, el acuartelamiento
de la Unidad de Apoyo a la Protección
(UAPRO) El Fuerte, de la 5ª Subinspección
General del Ejército (SUIGE), reforzada con
otros efectivos del Ejército de Tierra, acogió
en los primeros días de la emergencia
a damnificados en Breña Baja, en su mayoría
personas con necesidades especiales
o movilidad reducida. Por su parte, la
Armada está preparada por si fuera preciso
efectuar un acercamiento por mar a la isla.
La Armada fue la primera en llegar a la
isla canaria, antes incluso de la erupción. El
Buque de Acción Marítima (BAM) Meteoro,
que se encontraba realizando una operación
de vigilancia en aguas del archipiélago
canario, recaló el 17 de septiembre en el
puerto de Santa Cruz de La Palma para
realizar una escala de día y medio de duración
y mostrar así su cercanía con la población,
cuando ya había notable actividad
sísmica alrededor de Cumbre Vieja.
En su base de Los Rodeos (Tenerife),
la UME movilizó a 62 militares, que en la
misma tarde del 19 salieron en barco hacia
La Palma. El siguiente día 20 se desplegó
un segundo equipo de intervención desde
la isla de Gran Canaria, con 64 miembros
de la Unidad; y desde la Península despegó
un avión A400M del Ejército del Aire, con
58 hombres y mujeres del II Batallón de Intervención
en Emergencias (BIEM II), entre
los que se hallaba un equipo de control de
atmósferas del Grupo de Intervención en
Emergencias Tecnológicas y Medioambientales
(GIETMA), procedente de Madrid.
Los efectivos de la UME se integraron
en el dispositivo dirigido por el Gobierno de
la comunidad autónoma según lo previsto
en el Plan de Emergencias Volcánicas de
Canarias (PEVOLCA). Además de la coordinación
con la Dirección de la Emergencia,
los principales cometidos asignados
consisten en la realización de vuelos de
reconocimiento con drones Phantom IV; la
vigilancia de la progresión de la colada de
lava y de las emisiones originadas con la
llegada de esta al Océano Atlántico, a las
23 horas del 28 de septiembre; las mediciones
de la calidad del aire y la toma de
muestras de lava; y el apoyo a las Fuerzas
y Cuerpos de Seguridad del Estado en la
evacuación de ciudadanos afectados y la
retirada de enseres de sus hogares.
«Esta misión es totalmente distinta a lo
que ha hecho la UME en otras ocasiones,
frente a incendios o inundaciones, porque
la lava es una fuerza de la naturaleza a la
que no se puede combatir», señaló en la
videoconferencia el jefe de la UME, teniente
general Luis Manuel Martínez Meijide. «Por
eso —añadió—, la misión está orientada a
mitigar los efectos y a proteger a las personas,
ayudando a las que lo han perdido
todo». El coronel Pedro Aneiros, jefe del
Estado Mayor del Cuartel General, recordó
el simulacro de erupción que la Unidad proyectó
en Canarias en marzo de 2020, en el
que la fase ejecutiva Livex fue suspendida
por la pandemia, pero cuya preparación
y planeamiento previo sí se pudieron llevar a
cabo y han sido útiles en esta emergencia.
La misión está
orientada a mitigar
los efectos de la
erupción volcánica
y a ayudar a las
personas
8 Revista Española de Defensa Octubre 2021