EDITORIAL
Humanidad
y eficacia
LAS Fuerzas Armadas están colaborando de manera solidaria en la respuesta a la
erupción del volcán de Cumbre Vieja, que ya ha arrasado varios centenares de
hectáreas y destruido más de un millar de edificios. Lo hacen a través de la UME,
que mantiene desplegados en la isla de La Palma a 187 militares, y del apoyo de
otras unidades de las FAS. Todos ellos desarrollan su labor con «humanidad y eficacia», como
ha destacado la ministra de Defensa, Margarita Robles.
Deben destacarse las particularidades de esta misión, derivadas de que el volcán es una
fuerza de la naturaleza a la que no se puede combatir. Por eso, las acciones han estado
dirigidas a mitigar los efectos de la erupción y a colaborar con las autoridades civiles canarias
para proteger y auxiliar a familias que han perdido su vivienda, su trozo de tierra y sus negocios
y no regresarán al modo de vida que tuvieron.
La monitorización de las coladas de lava y las mediciones de la calidad del aire y de
la presencia de agentes contaminantes, que los miembros de la UME realizan con sus
detectores y con el Vehículo Ligero de Reconocimiento (VELIRE), son muy importantes para
poner a disposición de la Dirección de la Emergencia los elementos de juicio necesarios
para tranquilizar a la población. Del mismo modo, el apoyo psicológico es fundamental para
aplacar momentos muy duros, en los que personas que están sufriendo tienen que decidir en
pocos minutos qué sacan de sus viviendas.
Igualmente, fue valiosa la labor del acuartelamiento El Fuerte del Ejército de Tierra, que
atendió en los primeros días a personas evacuadas de sus viviendas, muchas de ellas con
movilidad reducida o con necesidades especiales.
Una vez más, las Fuerzas Armadas están respondiendo a un problema que afecta al
bienestar, la salud y la integridad de la ciudadanía. Ya lo hicieron en enero, tras la histórica
nevada que descargó la borrasca Filomena en gran parte del territorio español, con treinta
horas de constante precipitación y una ola de frío extremo; y en verano en la lucha contra los
incendios forestales dentro y fuera de nuestras fronteras, siniestros que cada año originan
desgracias humanas y asolan el patrimonio natural, causando pérdidas de árboles, plantas
y especies animales difíciles de recuperar; o en la más reciente operación de rescate de
personas en Afganistán, una misión muy complicada, en la que han demostrado, con una
heroica labor, su profesionalidad, generosidad y humanidad. También han contribuido, a
través de la operación Balmis y de la actual Misión Baluarte, a los esfuerzos para prevenir y
controlar la transmisión del COVID-19 y mitigar su impacto, mostrando la capacidad de unas
Fuerzas Armadas cuyo principal objetivo, en todo momento, es el de servir a los ciudadanos.
RED
Octubre 2021 Revista Española de Defensa 5