y avanzado y todoterrenos. «Cuando la
mañana del día 9 recibimos el aviso de
apoyar a las autoridades civiles tuvimos
que hacer una especie de autorrescate,
ir a buscar a nuestro personal a sus domicilios,
porque era prácticamente imposible
moverse. Lo conseguimos», explicó
el jefe de la Agrupación de Sanidad nº 1,
coronel Blas Juan Vita, a la ministra de
Defensa durante la visita que realizó a sus
instalaciones del acuartelamiento General
Cavalcanti para felicitarles por su actuación.
«Por la tarde ya teníamos las primeras
ambulancias circulando por Madrid»,
añadió el coronel quien destacó la buena
coordinación con los servicios civiles, especialmente
con el SUMMA 112 (Servicio
de Urgencia Médica de Madrid).
«No sabíamos lo que nos íbamos a
encontrar —señaló el cabo Javier López-
Romero—. No estamos acostumbrados a
atender a las personas en sus domicilios».
Y se encontraron de todo, desde paradas
cardíacas hasta partos, pero «el talento
de esta gente es impagable y el talante
mejor», afirmó la teniente coronel Yolanda
Lorenzo, coordinadora de la unidad.
Los vehículos del Ejército, además,
trasladaron a sus puestos de trabajo a
personal sanitario crítico, a controladores
y técnicos de navegación aérea y a investigadores
del Centro de Investigación Biológica
del CSIC.
Aunque en menor medida, el Ejército
del Aire también participó en paliar los
efectos de Filomena en Madrid. En Getafe,
colaboraron con la Policía Local y la
Guardia Civil, con dos vehículos URO de
alta movilidad táctica y siete todoterreno
de la base aérea, para restablecer sus
instalaciones, y en el barrio de Moncloa,
limpiaron los alrededores de su Cuartel
General. La Agrupación de Infantería de
Marina de Madrid, por su parte, retiró la
nieve y abrió caminos en el colegio de
Huérfanos de la Armada, la Jefatura de
Apoyo Logístico y la Escuela de Guerra
Naval, así como de las instalaciones que
la Armada tiene en la calle Arturo Soria.
ATRAPADOS EN LA CARRETERA
Durante los meses más fríos, la UME siempre
está en alerta para intervenir en caso
de tormentas severas invernales. «Pero
esta ha sido la nevada más complicada a
la que nos hemos enfrentado», asegura el
sargento primero Ibáñez, uno de los militares
movilizados para auxiliar a los coches
atrapados en las carreteras madrileñas.
Pepe Díaz LA nieve y el hielo cubren parte del acuartelamiento Capitán Guiloche,
>SOLDADO ROBERTO RODRÍGUEZ MUÑOZ / RAAA Nº 71
«Había que ayudar como fuera»
en Fuencarral. El soldado Rodríguez se da un respiro en la
limpieza de los accesos y relata los peores días del paso de la borrasca
Filomena por Madrid. «En algunos puntos —recuerda— la nieve
nos llegaba al pecho. Estuve destinado hace años en Navacerrada
pero esto no lo había visto jamás». Durante días, trasladó a los controladores
aéreos desde el punto de encuentro establecido en la avenida de
América hasta la torre de control en Torrejón. Junto a seis compañeros,
uno por cada vehículo Aníbal del Regimiento de Artillería Antiaérea nº
71, realizaba tres viajes al día, y en el trayecto se encontraba con el
colapso. «Coches atravesados, muchas personas andando por la M-30
sin saber dónde ir... Hasta nosotros, con los vehículos preparados, nos
las veíamos y deseábamos para poder pasar por algunas zonas. Fue
una odisea». Así que más de una vez se paró a ayudar a poner cadenas
a los conductores que no sabían cómo hacerlo o a retirar vehículos
parados... «Es lo que tocaba y había que ayudar como fuera».
El mal estado en el que se encontraban las carreteras hizo que este
soldado destinado en la unidad de seguridad se llevara algún susto.
«Me salí en el acceso de la A-2 a la M-30. Fue el día que se registraron
-15º. Todo era una placa de hielo y los dos compañeros que venían
detrás de mí, tras pasar la curva, me vieron pero no pudieron frenar ni
girar y me dieron». Fueron pequeños toques porque «íbamos a cinco
por hora». Todos están bien.
Los militares han ayudado a
restablecer la movilidad y trasladado
pacientes a los hospitales
12 Revista Española de Defensa Febrero 2021