población». Además, España
promueve y potencia el
cumplimiento de los compromisos,
la normativa y la
organización del régimen
internacional de no proliferación
de armas de destrucción
masiva. La actividad nuclear
en España está sometida íntegramente
a verificación internacional
por el EURATOM
(Comisión Europea de la
Energía Atómica) y la OIEA
(cada organismo realiza sus
inspecciones de manera independiente).
En el ámbito del desarme,
el objetivo es mantener un
equilibrio entre las capacidades
militares necesarias para
la seguridad nacional, basadas
en el principio de la legítima
defensa, y la creación
de un marco de paz y estabilidad
en el que prevalezca
la confianza mutua. Los principios
que inspiran la política
española en materia de no
proliferación y desarme son
la protección de la paz y la
estabilidad, la promoción de los derechos humanos y la creación
de las condiciones de seguridad necesarias para el desarrollo de
las personas, las instituciones y los Estados.
España ha suscrito y ratificado los principales acuerdos de no
proliferación y desarme, y participa de forma activa y constructiva
en las organizaciones y foros relevantes. En concreto: el TNP
(como país signatario, España sigue creyendo en su plena vigencia
y enorme potencial); el Protocolo sobre la prohibición del empleo
en la guerra de gases asfixiantes, tóxicos o similares y de medios
bacteriológicos; la Convención para la Prohibición de las Armas
Bacteriológicas y Toxínicas (CABT); la Convención de Prohibición
de Armas Químicas (CAQ); y el Tratado de Prohibición Completa
de los Ensayos Nucleares (TPCEN) (firmado en 1996 pero pendiente
aún de entrar en vigor).
España es, además, partidaria de convocar una Conferencia
sobre la Zona Libre de Armas de Destrucción Masiva en Oriente
Medio. En cuanto a las iniciativas de carácter operativo en las que
participa nuestro país destacan la Iniciativa de Seguridad contra
la Proliferación (ISP) y la Iniciativa Global para Combatir el Terrorismo
Nuclear (IGTN). Nuestro país también participa en todos los
esfuerzos internacionales de desarme convencional y es parte de
los tratados fundamentales: Convención sobre ciertas armas convencionales
(CCAC); Tratado para la Prohibición de las Minas Antipersonal;
Convención sobre Municiones en Racimo; Tratado sobre
Fuerzas Armadas Convencionales
en Europa (FACE);
Tratado de Cielos Abiertos; y
Documento de Viena.
En el Ministerio de Defensa,
y ubicada orgánicamente
en el EMAD, es importante
destacar el trabajo que realiza
la Unidad de Verificación
Española (UVE), creada el 8
de octubre de 1991, ante la
necesidad de contar con una
unidad militar permanente y
especializada en desarme y
control de armamentos.
CONCLUSIÓN
Solo habría que echar la vista
atrás para preguntarnos qué
hubiera sucedido de no extenderse
la validez del TNP
de manera indefinida desde
1995. Tener que renegociar
las extensiones hubiera sido
una tarea muy complicada y
no exenta de fricciones dadas
las diferentes voluntades
y enfoques. Aunque con evidentes
limitaciones el TNP sigue
siendo hoy en día una de
EFE
las herramientas más útiles para contener la proliferación de armas
nucleares. La próxima Conferencia de Revisión en el verano de
2021 traerá nuevamente demandas y controversias pero, al menos,
ya se empieza a alcanzar parcialmente alguna de las «stepping stones
» de la Declaración de Berlín, como es la extensión del Tratado
New START (se alcanzaría plenamente la correspondiente a este
acuerdo si además se adhiriesen otros países).
El mundo en el que se mueve el desarme, nuclear o convencional,
es tremendamente complejo, con muchas dificultades para
llevar a cabo negociaciones diplomáticas y muchas posturas con
diferentes fines políticos. Tras unos años de oscuridad donde los
esenciales acuerdos entre EEUU y Rusia han estado prácticamente
rotos, renace una nueva etapa que vislumbra futuras negociaciones
que aporten algo de consenso y generen confianza a la
comunidad internacional y en especial, a la europea.
Tradicionalmente, España ha sido y sigue siendo un país con
amplia capacidad de diálogo, con fuertes lazos con Iberoamérica,
el Mediterráneo, África, los países árabes y miembro de la OTAN y
la UE. A ello colaboramos con una amplia red de relaciones bilaterales
en el ámbito de la Diplomacia de Defensa. Esta situación nos
permite estar en buena predisposición para ayudar a que el diálogo
sea positivo y pueda desembocar en negociaciones fructíferas en
un ámbito tan difícil como es el de la no proliferación de armas
nucleares y convencionales. L
Febrero 2021 Revista Española de Defensa 57