la desinformación rusa en su contexto histórico opinión 181
7Godson, R. y Shultz, R. (1985): «Soviet active measures:
Distinctions and definitions», Defence Analysis,
vol. 1 n.º 2, pp. 101-110. En términos generales, la
guerra política se refiere al uso de todas las herramientas
al servicio del estado –económicas, políticas,
informativas, diplomáticas o militares– para desestabilizar
otro estado sin cruzar el umbral del conflicto
armado.
8Bittman, L. (1985): The KGB and Soviet disinformation:
an insider’s view. Nueva York: Pergamon. Recientemente
se ha observado un repunte de estas
operaciones –como el envenenamiento del matrimonio
Skripal o el intento de asesinato del abogado Navalni–
concurrentes con el repunte de las operaciones
de inteligencia agresivas y medidas de presión contra
occidente. Ello podría sugerir la continuidad que existe
entre esta gama de actividades de subversión y
desestabilización susceptibles de ser utilizadas en la
amplia zona gris que existe entre la paz y las hostilidades
abiertas.
9Este empezó a desarrollarse en la década de 1960
para explicar los mecanismos psicológicos que permitirían
manipular el proceso decisorio del adversario.
Aunque trasciende al ámbito militar, sus antecedentes
se hallan en la maskirokvka militar, que
utilizaba una amplia gama de técnicas (camuflaje,
ocultación, seguridad operativa, desinformación, engaño,
diversión o estratagemas) para confundir al
adversario en los niveles táctico y operacional de la
guerra.
10En noviembre de 1981, semanas antes de formalizar
la solicitud de ingreso, se filtró sin éxito a la prensa
española una carta falsificada del presidente Reagan
revista de aeronáutica y astronáutica / marzo 2021
que instaba al rey Juan Carlos I a forzar la entrada
del país en la OTAN y tomar medidas contra el Opus
Dei y los partidos de izquierdas (Departamento de
Estado (1982): Soviet Active Measures, an update, n.º
101. Washington DC: Government Printing Office, pp.
1-2).
11Senado de Estados Unidos (1985): Soviet active
measures. Hearings before the Subcommittee on European
Affairs of the Committee on Foreign Relations.
S-HRG. 99-400. Washington DC: Government Printing
Office (5 volúmenes).
12La oposición soviética al despliegue de los euromisiles
combinó las medidas políticas y diplomáticas
con una campaña propagandística que explotara los
miedos a una guerra nuclear y la instrumentalización
de los movimientos pacifistas de muchos países europeos
(Wettig, G. (2009): «The last Soviet offensive
in the Cold War: emergence and development of the
campaign against NATO euromissiles, 1978-1983»,
Cold War History, vol. 9 n.º 1, pp. 79-110). Sin embargo,
Moscú no parecía dispuesto a utilizar todos los medios
que tenía a su disposición –como instigar a los grupos
pacifistas alemanes para que realizaran acciones violentas
e incluso realizar ataques de falsa bandera– para
evitar el despliegue a costa de escalar la situación con
Washington. Esta es, precisamente, la explicación que
da Erick Honecker en octubre de 1984 al fracaso de
la campaña (mailto:cosasmilitaresyt@gmail.comodos-
Barrass, G.: «Able Archer 83: What Were the Soviets
Thinking?», Survival vol. 58 n.º 6 (2016), p. 12).
13Servicio de seguridad de la información de la República
Checa, citado en Bugjaski, J. (2004). Cold Peace:
Russia’s New Imperialism. Nueva York: Praeger, p. 160.