EL MANDO
«La manera de mandar influye mucho sobre la manera
de obedecer. La disciplina es nuestra más preciada
joya y con el mayor cariño hemos de cuidarla manteniéndola
firme en todos los momentos y en todos los
grados, inculcándola constantemente en los inferiores,
a quienes se dará saludable ejemplo, comportándonos
siempre como ejemplos vivos de subordinación y respeto.
Los oficiales legionarios mantendrán siempre el
deseo de ser empleados en los puestos de más peligro,
en los puestos de mayor sacrificio, allí donde siendo
la vida más difícil y llena de dificultades, solo tengan
como premio a sus ambiciones el orgullo de ser legionario
y la satisfacción íntima del deber; así lo pedirán
constantemente a sus superiores y así lo inculcarán a
sus inferiores. En La Legión todos somos hermanos, las
glorias de uno son las glorias de todos y las glorias de
nuestra bandera nos pertenecen una a una, porque su
paño lo teñimos con sangre legionaria. Hacerse querer
y desear de sus superiores, y querer y respetar de sus
inferiores, debe ser el norte del oficial legionario».
EL TRATO
«El cariño de sus superiores compensará al legionario
de la falta de su familia. El trato con el soldado ordeno
sea lo más afectuoso, interesándose por su salud y tomándose
por él el interés que vuestro gran espíritu os
ha de dictar. Despertad en los legionarios la confianza
y el afecto, corrigiéndoles con rectitud y cariño, previniendo
las faltas, y que el consejo y la vigilancia puedan
más que los grandes correctivos. Conocer perfectamente
a nuestros soldados, sus condiciones militares
de tiradores, fortaleza e instrucción, así como su serenidad
y valor para emplearlo según sus facultades».
En cuanto a los suboficiales, los sargentos y los cabos,
en su libro La Legión, el fundador expresa: «Son la médula
de La Legión. Para alcanzar los galones han de
pasarse pruebas y fatigas. Para conservarlos hay que
perseverar y tener, además, suerte. Cuando lleven unos
años en La Legión, ellos serán los guardianes de su espíritu;
constituirán las recias vigas en que se apoye el
edificio y el mando será de suma facilidad. La base para
tener una Legión es hacer buenos suboficiales y clases
de tropa y que reine la confianza y el cariño entre todos
los escalones de las distintas jerarquías, que es compatible
con la separación que ellas imponen»6.
Estas consideraciones históricas transmitidas a través
de generaciones han creado un estilo de mando muy
particular en La Legión, basado en los siguientes principios:
• Una total entrega y dedicación a La Legión y a sus legionarios,
materializada en el sagrado cumplimiento
del espíritu de amistad de nuestro Credo Legionario:
«De juramento entre cada dos hombres», llegando
Autoridad y prestigio: el jefe debe ganar los corazones de sus subordinados
28 Revista Ejército 951 Extra Junio 2020