Práctica de «tiro en seco», sin munición, en la que un profesor comprueba si la posición del arma sobre los bastones es correcta.
—en paralelo— y los fundamentales,
una posición intermedia. Lo hacen en
zigzag y a gran velocidad, siguiendo la
huella del profesor, al que persiguen
los alumnos tratando de emular sus
movimientos.
Lo primero que aprenden los alumnos
es a mimetizarse con el terreno.
—apelmazada y pisada— y en el hielo.
«Comprender el comportamiento del
proyectil resulta esencial para construir
un pozo de tirador u otra posición
defensiva lo más segura posible», dice
el capitán Molinero, profesor auxiliar
del curso.
A última hora del día, los jóvenes
tenientes y sargentos consiguen mantenerse
enteros y de pie tras el TOM
a pesar de la larga jornada de instrucción,
que comenzó con una clase teórica
a las 7.30 de la mañana en las aulas
del acuartelamiento de Candanchú y
continuó perfeccionando la técnica del
esquí alpino, unos kilómetros más arriba,
en la estación de Astún, próxima a
la frontera con Francia.
Hasta el mediodía se suceden los
remontes y los descensos por la pista
negra, el color de las balizas que expresan
el máximo nivel de dificultad
por las condiciones meteorológicas y
el estado de la nieve. En esta modalidad
es fundamental trabajar con nieve
virgen. Los alumnos caen desde 2.300
metros de altitud y un desnivel de 650,
acostumbrándose a inclinar el cuerpo
ligeramente hacia adelante y ejercitando
la técnica de «movilidad». En ella
se combinan los virajes más elementales
—en cuña— con los más comunes
MARCHA INVERNAL
Al día siguiente la práctica del esquí de
travesía sustituye a la de fondo con una
marcha invernal de doble jornada de
50 kilómetros de distancia y 2.000 metros
de desnivel en positivo —ascendente—,
entre el acuartelamiento de
Candanchú y el camping de Zuriza, en
el límite con Navarra. La ruta atraviesa
un frondoso bosque de hayas, cruza
un ibón, el lago helado de Estanés, y
tres collados: los de Causial, Escalé y
Achar en Agua Tuerta, prácticamente
la totalidad del Pirineo occidental oscense.
«Una marcha recia», como la define el
brigada Adriano, que exige «saber navegar
bien, disponer de una resistencia física
extremadamente alta y una capacidad
de sufrimiento aceptable», añade. Y «de
itinerario sencillo, sin puntos peligrosos
ni conflictivos, de las primeras que realizan
los alumnos para ir curtiéndose», asegura
el también profesor capitán Acuña.
La primera jornada de marcha fue larga
y tendida, mientras que en la segunda se
pusieron a prueba las técnicas de ascenso
y descenso con esquís; entre ellas, la
Vuelta María, que consiste en «un cambio
de dirección en una progresión en pendiente
para sortear grandes desniveles»,
según reza el manual del esquiador.
Marzo 2021 Revista Española de Defensa 31