ciencia y tecnología
Una de las ruedas del rover Perseverance pocos minutos después de posarse sobre
suelo marciano, en el cráter Jezero.
velocidad del viento, la humedad relativa,
la presión atmosférica, la radiación
solar incidente en los rangos ultravioleta,
infrarrojo y visible, las propiedades
del polvo en suspensión y la temperatura
del suelo y el aire. Además, dispone
de una cámara para tomar imágenes
del cielo marciano, incluidas las nubes.
Estos sensores están distribuidos por la
cubierta y el mástil del rover.
El análisis de la información que se
recoja en Marte, ayudará a entender
mejor la atmósfera de la Tierra. «Cuanto
más conocemos otros cuerpos celestes,
más conocemos el nuestro y más podemos
evitar futuras catástrofes como el
calentamiento global», aseguraba el astrofísico
e investigador del CAB Jorge
Pla-García poco después de entregar
MEDA para su ensamblaje. Además,
«lo que estamos aprendiendo ahora nos
ayuda a planificar próximas misiones
con seres humanos. Lo que hace una
persona no puede hacerlo un rover».
OBJETIVO DE PERSEVERANCE
El objetivo principal de Mars 2020 no
es encontrar microorganismos vivos en
el planeta rojo sino sus restos para demostrar
científicamente si hubo vida en
Marte en el pasado. Perseverance dispone
para ello de un brazo articulado en cuyo
extremo se alojan dos instrumentos de
análisis diseñados para detectar trazas
de una primitiva actividad biológica.
También, un pequeño taladro y manipulador
NASA/JPL
de manera que, cuando el rover
detecte algún terreno interesante, tomará
una muestra y la guardará en tubos
sellados que dejará en el suelo, en zonas
bien localizadas, o los almacenará a bordo.
La idea es que, en el futuro, otro robot
los recoja para traerlos a la Tierra y,
aquí, poder analizarlos en profundidad
por científicos de todo el mundo.
La NASA, en colaboración con la
Agencia Espacial Europea (ESA), está
trabajando en dos futuras misiones para
traer esas muestras. «Si una única misión
tuviera que ir, recogerlas y regresar,
no podría alejarse mucho del lugar de
aterrizaje», explica el investigador principal
de MEDA, José Antonio Rodríguez
Manfredi. «Queremos aprovechar
la movilidad de Perseverance, que va a recorrer
muchísimos kilómetros, lo que le
va a permitir visitar sitios muy variados
y, por tanto, recoger muestras muy diversas
», añade.
La mayoría de los instrumentos de
Perseverance están diseñados para estudiar
la geología y astrobiología del planeta.
Pero, alguno de ellos, están pensados
para futuras misiones tripuladas. Como
MOXIE, que tratará de demostrar que
es posible convertir el dióxido de carbono
marciano en oxígeno que podría usarse
tanto para respirar como componente
del combustible del cohete en el que los
astronautas regresarían a la Tierra. También
el conjunto de sensores MEDLI2
que ha recopilado datos durante el viaje
a través de la atmósfera marciana para
ayudar a los ingenieros a diseñar aterrizajes
más seguros. A Marte también ha
viajado el mini helicóptero Ingenuity que
se desplegará entre 30 y 90 días después
de la llegada del rover al planeta rojo.
Será el primer vuelo experimental en
otro planeta.
ZONA DE ESTUDIO
Para el éxito de esta misión era fundamental
elegir bien la zona de aterrizaje
y de estudio de Perseverance. Los investigadores
se decantaron por el cráter
Jezero (que significa Lago, en croata)
donde hace 3.500 millones de años hubo
un lago, que aún se puede distinguir, así
como los canales por donde entraba y
salía el agua y un delta con sedimentos
fluviales muy bien preservado. Tiene 45
kilómetros de diámetro y está situado en
el hemisferio norte marciano.
En la decisión de elegir Jezero, aunque
es un espacio con acantilados escarpados,
tuvieron mucho que ver las
predicciones meteorológicas desarrolladas
por Jorge Pla-García para el día del
aterrizaje y para todas las estaciones del
año marciano para lo que utilizó, junto
a un equipo internacional, los modelos
meteorológicos existentes para Marte
MRAMS y MarsWRF. Estas predicciones
se complementaron con otras de
radiación y humedad, realizadas con los
modelos COMIMART y SCM.
Una misión como esta era inimaginable
hace 55 años, cuando la sonda Mariner
4 de la NASA sobrevoló por primera
vez Marte. Después llegaron dos sobrevuelos
más, siete orbitadores y ocho
módulos de aterrizaje. La información
que proporcionan, junto a los datos que
vaya enviando Perseverance, ayudarán a
conocer más y mejor un planeta ligado
al futuro del ser humano.
Elena Tarilonte
España ha
participado en
las últimas tres
misiones a Marte
con estaciones
medioambientales
46 Revista Española de Defensa Marzo 2021