Greenwich (Reino Unido). Su utilización
se generalizó de forma gradual, al igual
que la implantación de los usos horarios,
uno cada quince grados.
El proceso de homogeneización del
tiempo en el contexto internacional experimentó
otro avance en 1910. Según
apunta Pere Planesas en su artículo La
hora oficial en España y sus cambios, al acabar
la primera década del siglo pasado,
«se inició la emisión de señales horarias
estandarizadas basadas en la hora solar
media del meridiano de Greenwich».
HORARIOS OFICIALES
España contaba desde 1901 con «hora
oficial» para todo el territorio nacional,
salvo Canarias que, «por un olvido legislativo,
hubo de esperar hasta 1922»,
explica el capitán de fragata Esteban.
La normativa no preveía un organismo
responsable de fijar esa hora y
asumieron la tarea el Observatorio Astronómico
de Madrid y el ROA, que, en
1915, empezó a contrastar su medición
con la emitida por la Torre Eiffel (París)
y otras estaciones. Ya en 1928, inició la
transmisión de sus señales horarias.
En 1918, España legisló su primer
«horario de verano». La medida se había
usado durante la I Guerra Mundial
(1914-1918) para mantener más tiempo
las fábricas abiertas de primavera a
septiembre u octubre, pero en el caso
español se asoció, ya entonces y como
causa fundamental, con la necesidad
de ahorrar energía.
Esther P. Martínez/Fotos: ROA
Fachada del actual edificio de la
Sección de la Hora y
sala de sus relojes atómicos, referencia
actual para medir el tiempo.
Esteban y Álvarez cuentan que los
relojes de péndulo recibían el nombre
de «guardatiempos», porque servían
para la investigación astronómica y proporcionar
la hora entre observaciones.
SINGULAR COLECCIÓN
Como lugar de estudio, el observatorio
fue adquiriendo —y aún conserva—
una nutrida colección de estos objetos,
trabajo de maestros de renombre, entre
ellos, el relojero y militar español José
Rodríguez Losada (1801-1870).
Afincado durante años en tierras
inglesas, alcanzó fama y reputación.
Recibió encargos desde España y también
donó algunas de sus creaciones. Al
ROA, por ejemplo, le regaló un reloj de
péndulo que ahora expone como pieza
histórica y, a Madrid, su afamado reloj
de la Puerta del Sol.
En 1920 llegó al centro isleño el
primer reloj de péndulo eléctrico, un
Clemens Riefler, que funcionaba en un
ambiente a presión constante. Fue instalado
en una sala con las paredes forradas
de corcho para aislarlo de las
variaciones de temperatura.
Para esas fechas, la sociedad internacional
ya se había propuesto coordinar
el tiempo de países y territorios y, mucha
culpa de ello, la habían tenido de nuevo
las comunicaciones. La llegada del
ferrocarril en el siglo XIX, propició el
citado avance en metrología del tiempo.
El primer paso fue la adopción de un
meridiano cero, que tuvo entre sus referencias
candidatas a la isla canaria de
El Hierro. «Su meridiano era utilizado
por los científicos franceses, ya que le
consideraban neutral», explica Esteban.
Finalmente, no pudo ser. El Congreso
de Washington (1884) se decantó
por un meridiano que pasara por un observatorio
astronómico y el elegido fue
Reloj de péndulo (1914),
de Clemens Riefler (Múnich).
Marzo 2021 Revista Española de Defensa 61