revista de aeronáutica y astronáutica / julio-agosto 2021
634 los vehículos reutilizables X-37B
terísticas aerodinámicas estarían
basadas en él. Para volar al espacio,
debía viajar en el interior de la bodega
de los transbordadores, otro
factor que limitaría sus dimensiones.
Cuando la NASA decidió que el coste
de un lanzamiento para esta tarea
comprometería la viabilidad del
proyecto, el sistema fue rediseñado
para poder ser lanzado a bordo de
cohetes desechables, como los Delta
II. Pero la principal razón fue la
explosión del Columbia durante su
regreso a la Tierra, en 2003, lo que
desaconsejó usar vehículos tripulados
para tareas en las que no fuera
imprescindible la participación de
astronautas.
El mismo accidente provocó un
replanteamiento del programa espacial
de la NASA. Prevista ya la retirada
de los transbordadores tras la
construcción de la estación espacial
internacional, la agencia empezó a
pensar más en serio en un regreso
a la Luna, y las misiones en órbita
terrestre dejaron de ser atractivas,
proponiéndose que la logística y el
traslado de astronautas quedaran
en manos privadas. La NASA se reorganizaría
para hacer posibles los
viajes al espacio profundo, y el resto
de proyectos perderían una cierta
importancia.
Reajustando sus presupuestos
para hacer realidad tan ambiciosas
metas, la NASA decidió abandonar
el programa X-37. Pero este, en vez
de desaparecer, como ocurrió con
otros proyectos, fue transferido a otro
organismo gubernamental, en este
caso, la DARPA (Defense Advanced
Research Projects Agency), la agencia
de desarrollo tecnológico para la defensa
estadounidense.
De la noche a la mañana, el X-37 se
convirtió en un programa clasificado,
cuyo secretismo impediría conocer
sus nuevos objetivos y misiones futuras.
Lo avanzado de su desarrollo,
no obstante, no lo convirtieron en
un proyecto más, sino en un sistema
prometedor que encajaba perfectamente
con la política vigente del Departamento
de Defensa, que desde
la pérdida del transbordador Challenger
había prácticamente abandonado
el uso de estos y buscado
alternativas para explotar militarmente
el espacio de manera semejante a
las que el Space Shuttle había permitido
originalmente.
CARACTERÍSTICAS Y DISEÑO
El X-37 tendría buenos antecedentes.
Boeing, por encargo de la
US Air Force, había estado desarrollando
un vehículo llamado X-40
Space Maneuver Vehicle (SMV), el
cual era la propuesta militar, casi
paralela a la de la NASA, de un vehículo
espacial maniobrable y recuperable,
no tripulado.
Cuando la NASA, la US Air Force
y la propia Boeing decidieron colaborar
en el X-37, el X-40 fue transformado
en un vehículo de pruebas de
tecnologías para este último. Así, el
denominado X-40A tendría el mismo
aspecto general que el X-37, aunque
sería un 20 por ciento más pequeño.
Carente del escudo térmico que debiera
protegerlo de la reentrada en
la atmósfera, se emplearía solo en
misiones de prueba a baja altura.
Desde 1998, el X-40A fue liberado
en varias ocasiones desde un
helicóptero para practicar la fase de
aterrizaje. Estos ensayos ayudarían a
recortar el riesgo del posterior desarrollo
avanzado del X-37. Con un
coste de apenas 1 millón de dólares,
el programa X-40A recibiría otros
cinco millones para los ensayos.
Concepto del X-37 propuesto por la NASA.
(Imagen: NASA/Marshall SFC)