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Podríamos afirmar entonces que,
en zonas de plena movilidad de bienes,
servicios, capitales y trabajo,
con una moneda única para todas
ellas, la dinamización del comercio
viene impulsada por la inexistencia
del coste que supone el intercambio
de divisas por el mismo factor tipo
de cambio, que en muchos casos
genera excesivos costes de transacción
a empresas y gobiernos.
De este modo, y dada la importancia
que tiene para los ciudadanos de los
países miembros de la zona euro, se
realizan las estimaciones de los parámetros
de interés con datos de la
eurozona, distinguiendo los países
miembros con sus respectivos gastos
militares en relación con el tamaño
de sus economías y sus respectivas
tasas de paro. Se dejan los
cálculos econométricos para otras
zonas de interés en el tintero, dada
su lejanía. Quizás, y en función de
otros factores aparte de los macroeconómicos,
tales zonas muestren
resultados distintos, que corroboren,
o no, la hipótesis de partida
para contrastar la tripartición por
rezagos de los signos de los coeficientes
que acompañan a la variable
explicativa gasto público en defensa
nacional, expresada esta última
como cociente sobre el PIB para
detectar cómo el tamaño del sector
público militar afecta a las tasas de
desempleo de los diferentes países
de la eurozona. Las cifras de gasto
militar directas nos ofrecerían una
visión confusa de la realidad en Europa,
pues países con poco gasto
por su pequeño tamaño económico
participarían en menor intensidad
en nuestra estimación y a la inversa
para los países más ricos. El
porcentaje gasto militar/PIB es la
variable más válida para describir el
esfuerzo militar de cada país en la
eurozona, de la que se dispone de
valores directos en la base de datos
del Banco Mundial.
En zonas de una más intensa apertura
comercial, como la zona euro,
con un peso elevado de las exportaciones
e importaciones internas
sobre el PIB de la misma zona, aun
eliminando el efecto sobre la tasa
de desempleo de la BRP la facilidad
de intercambio fortalece la retroalimentación
de gasto público destinado
a fines militares y de seguridad
en la zona. Un trabajo interesante
que desarrollar trataría de medir si
el efecto de la BRP sobre la tasa de
paro entre economías con diferentes
monedas supera el efecto de su
misma eliminación al desaparecer
las fronteras económicas en países
con un nuevo territorio dinamizador
del comercio per se.
Cabe destacar, sin embargo, que la
inexistencia de una zona de comercio
común con una única moneda,
con el consiguiente mantenimiento
de monedas nacionales tradicionales,
aun facilitando que países de
la zona puedan exportar armamento
bélico y otros activos militares
a otros países miembros mediante
la devaluación por exceso de la
moneda en el mercado negro (con
el consiguiente BRP asociado), implica
la posible lucha devaluatoria
a medio plazo entre países con exceso
de producción sobre necesidades
planificadas, lo que reduciría
el efecto retroalimentado sobre
las tasas de desempleo de los países
exportadores europeos al aplicarse
la «política de empobrecer al
vecino» entre posibles aliados, lo
que haría perder intensidad al efecto
de abaratamiento de la producción
armamentística de cara a su
venta a países con déficit en el cubrimiento
de sus necesidades. Así
pues, a priori, podríamos aconsejar
para la dinamización del comercio
armamentístico el mantenimiento
de la zona euro, de cara también a
alisar los ciclos de producto bélico
a escala europea.
CONCLUSIONES
Una vez tratados y analizados los datos
de los 15 países que copan más
del 80 % del gasto en defensa en
todo el mundo, lo que justificaría el
análisis estadístico, podríamos afirmar
que nuestra hipótesis de partida,
consistente en la separación entre
los efectos de corto-medio-largo
plazo de los efectos del military burden
sobre la tasa de paro, no se ve
confirmada por los datos de serie
histórica desde 1991 en la zona euro.
La porción del PIB que se destina
a defensa muestra una tendencia
decreciente desde un punto de vista
global de la eurozona, aunque el
gasto militar bruto en defensa sigue
con su tendencia creciente. Para detectar
si ha existido más o menos intensidad
en la variabilidad por países
dentro de la eurozona en el caso
del military burden podríamos calcular
la evolución de la varianza media
general de la mencionada variable
para la eurozona a partir de las
mismas varianzas de la misma por
países y por agrupaciones de tiempo
de unos ocho años. Así podríamos
detectar el grado de convergencia
entre países en relación con
el gasto militar, a modo de reconocimiento
o no de una política común
en estos términos.
En el segundo bloque estadístico
que se estudia (análisis bivariante)
se presenta un análisis correlacional
entre la dos variables explicativas de
interés, military burden y PIB, y la variable
endógena tasa de paro, paso
previo a los cálculos econométricos
del siguiente bloque; efectuando un
análisis de covariación, para detectar
la existencia de retroalimentación
dentro de cada una de las variables
explicativas, mostrando una
matriz de correlaciones entre los retardos
de cada variable exógena y
continuando con un análisis correlacional
de la variable explicativa de
la regresión auxiliar, en concreto el
PIB y sus rezagos en relación con la
tasa de paro.
Todo el mapa
geoestratégico
mundial
determina la
intensidad en
el uso de los
recursos públicos
para fines bélicos
o de defensa
nacional