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LOS PROTAGONISTAS
UNO A UNO
Pero ¿qué sabemos de aquellos guerreros
que posaban en la foto? Una
breve semblanza sobre cada uno de
ellos nos ayudará a conocerlos, a saber,
un poco más de aquellos valientes,
de aquellos protagonistas de la
guerra en Marruecos.
El capitán Rafael Corrales Romero tenía
27 años en aquellas fechas. Cuando
llegó al Tercio ya contaba con un
espléndido bagaje africano; había pasado
por los regimientos de Aragón y
de Extremadura, había formado en los
batallones de cazadores de las Navas
y de Alba de Tormes y prestado servicios
en la Policía Indígena en Larache.
En el año 1923 coincidió en el
Regimiento del Príncipe n.º 3 con el
comandante Francisco Franco. Quizás
fueron los laureles acumulados
por Franco en la campaña de Melilla
al frente de las dos primeras banderas
del Tercio de Extranjeros (una medalla
militar colectiva para el Tercio y otra
individual) los que tuvieron un efecto
llamada sobre Corrales; aquella
coincidencia fue determinante para
que más adelante, cuando el teniente
coronel Franco regresó para mandar
la Legión, Corrales siguiese sus pasos
hacia Marruecos. En septiembre
de 1924, en Zinat, resultó herido de
gravedad en el pecho y en una pierna,
y una contusión le fracturó dos costillas.
La larga recuperación no finalizó
hasta meses más tarde; pasó por
la situación de reemplazo por herido
y hasta el mes de abril de 1925 no regresó
al Tercio. Estaba al frente de una
compañía de la Bandera de Depósito
cuando le llegó el ascenso a comandante
por méritos de guerra; el nuevo
empleo le obligó a dejar las filas de la
Legión en mayo de 1926.
Durante la Guerra Civil luchó en el
bando que se levantó en armas. En
el año 1940 el coronel Corrales falleció
a consecuencia de una angina de
pecho en Córdoba. Mandaba el Regimiento
de Infantería n.º 45.
El teniente Federico de la Cruz Lacaci
llegó a la Legión en septiembre
de 1921, procedente del Regimiento
de Infantería de Wad Ras. En África
no fue muy bien recibido, pues una
bala le alcanzó en la cabeza en las
operaciones de Sebt, el 2 de octubre
de 1921, y lo condenó a un año de
hospital. A su regreso al Tercio destacó
en todos los combates en los que
intervino.
Su gesta en Tizzi Assa, en junio
de 1923, cuando al frente de un alférez
y de un grupo de legionarios atacó
una posición defendida por una
fuerza muy superior, puso en fuga a
sus ocupantes y en ella se sostuvo,
Mauser en mano, defendiéndola durante
horas de los sucesivos ataques
enemigos. Aquel hecho lo encuadró
en la galería de héroes del Tercio de
Extranjeros de España. En pleno verano
africano resultó herido en un brazo
en los crudos combates de Tifaruin
y en 1924 descolló en Sidi Messaud.
El 26 de septiembre de 1924 se encontraba
al frente de su sección en las
operaciones de Tahar Berda; protegía
el repliegue del batallón expedicionario
de Luchana cuando fue sorprendido
por el enemigo y hecho prisionero.
En abril de 1926 fue asesinado en
cautiverio. La siempre caprichosa fortuna
no quiso alinear las fechas con el
teniente De la Cruz, ya estaba muerto
cuando le otorgaron la Cruz laureada
de San Fernando por su gesta en Tizzi
Assa y cuando le ascendieron a capitán
por méritos de guerra.
El teniente Carlos Díaz-Merry Cejuela
fue uno de los más valerosos oficiales
del Tercio de Extranjeros. Llegó a
la 4.ª Compañía en octubre de 1921
procedente del Regimiento del Rey
y pronto entró en operaciones en territorio
de Melilla. Una herida grave
sufrida en Tizzi Assa le obligó a cuatro
meses de recuperación antes de
regresar a la unidad. En septiembre
de 1925 intervino en las operaciones
de Kudia Tahar. La II Bandera era
protagonista en aquellas fechas; así,
Díaz-Merry se desplazó hasta Alhucemas,
donde intervino en las acciones
Morro Viejo, Monte Cónico y
Adrar Seddun, donde resultó herido.
Díaz-Merry permaneció en el Tercio
hasta enero de 1927, en que fue
destinado al Batallón de Cazadores
de La Palma n.º 8, alejándose definitivamente
del entorno legionario. En
1931 se acogió a la Ley Azaña y optó
por el retiro. Durante la Guerra Civil,
con el empleo de comandante, estuvo
al frente de la 64 Brigada Mixta de
la República.
El teniente Clemente Valverde Villarreal
había combatido en la campaña
de Melilla en las filas del batallón
expedicionario del Regimiento de la
Corona n.º 71. Tras pasar por el batallón
expedicionario del Ceriñola n.º 42
se incorporó al Tercio, el 14 de junio
de 1923. El 10 de mayo de 1924, en
Sidi Messaud, peleó con bravura. La
sección de Valverde había intervenido
en dos asaltos aquella mañana. En
el transcurso de la tercera acometida
contra los rebeldes, una bala enemiga
impactó en su cuello segando su
juventud. Valverde había luchado bien
aquel día, pero el destino, la muerte,
su «más leal compañera», lo tenía reservado
para sí. No llegó a cumplir el
año en la Legión extranjera. Sus paisanos
de Baena honraron su memoria
y dieron el nombre del finado a una de
las plazas de la localidad.
La guerra, con sus caprichos, con sus
sorpresas, acechaba a aquel grupo
con su suerte, su infortunio, su gloria
y siempre presente…, la muerte.
NOTAS
1. Francisco Franco Salgado
Araujo. Editorial Planeta, Barcelona;
1977.
2. La 11.ª Compañía de Fusiles no se
creó hasta agosto de 1921.
3. Santa Marina, L.: Tras el águila
del César. Elegía del Tercio 1921-
1922; 2010.■