Asistencia en cuidados críticos de una unidad de Sanidad Militar dentro del hospital de campaña...
Figura 9. Equipo multidisciplinar (de izquierda a derecha: Teniente
Coronel Médico Pedro Pablo Guiote Linares –anestesiólogo y rea-nimador–,
Capitán Enfermero José Luis Manzanares Domínguez,
Teniente Coronel Médico Armando Munayco Sánchez –emergen-cista–,
Comandante Médico Edurne López Soberón –cardiólogo–
y Teniente Coronel Médico Ricardo Navarro Suay –anestesiólogo
y reanimador–) durante un turno de trabajo en la UCI de IFEMA.
Fotografía de los autores.
Sanid. mil. 2020; 76 (3) 149
enfermería y una plantilla de médicos, enfermeros, auxiliares y
celadores de diferentes procedencias. Los miembros civiles y mi-litares,
a juicio de los autores, se integraron adecuadamente y el
reparto y asignación de responsabilidades se hizo de forma flui-da.
Todo ello con labores de coordinación frecuentes con la jefa-tura
del Hospital IFEMA y el Mando Componente del Ejército
del Aire para la Operación Balmis (Joint Force Air Component).
Se estableció una red de coordinadores de diferentes áreas
en trabajo continuo logístico cívico-militar (Dirección de Sani-dad
del Ejército del Aire, mantenimiento, compras, farmacia,
material sanitario, instalaciones eléctricas, gases medicinales,
cocina, electromedicina, almacén, equipos de protección, admi-sión,
recursos humanos, informática, laboratorio, radiología, se-guridad,
limpieza). Todos fueron clave para la puesta en estado
operativo de la UCI y el posterior funcionamiento diario de 24
horas al día.
Se realizaron jornadas paralelas de formación, en la que tam-bién
se practicó con los diferentes equipos de electromedicina y
se definieron los primeros procedimientos asistenciales y de cui-dados
con la intervención del personal que se fue incorporando
al servicio.
Con ello se fue realizando el alistamiento de la plantilla
asistencial, la expresada a continuación por turno: Médicos: 1
intensivista/anestesiólogo (médico adjunto o médico interno re-sidente
de último año de formación), 1 cardiólogo (adjunto o
médico interno residente de último año de formación), 1 médico
especialista en Medicina de Urgencias y Emergencias en opera-ciones
de apoyo, cinco o seis enfermeros y cinco o seis auxiliares
y celadores.
Se fue adquiriendo la medicación y material fungible, res-ponsabilidad
de IFEMA, con la activación paralela de la Direc-ción
de Sanidad del EA (Ejército del Aire), como apoyo, para el
material fungible de los equipos propios.
A lo largo del día 1 de abril quedaron operativos ocho pues-tos
de UCI, ingresando el día 2 el primer paciente en la unidad.
De manera progresiva se habilitaron cuatro puestos más para
cuidados intermedios adaptables a las potenciales necesidades
(Figuras 6 y 7).
El Ejército del Aire a través de su Dirección de Sanidad, tam-bién
desplegó un TAC y una Morgue. Otros servicios centrales se
suplieron con lanzaderas para llevar muestras de laboratorio al
Hospital de la Paz (dos turnos diarios y vía extraordinaria), des-de
donde se abastecieron también los concentrados de hematíes
depositados en la UCI.
El pabellón 10 se convirtió en el almacén central para todo
el hospital, si bien cierta medicación se adquiría a través de las
lanzaderas a hospitales de referencia.
El día 1 de mayo fueron dadas de alta las tres últimas pacien-tes
de IFEMA. Los días posteriores se realizaron labores de lim-pieza
y desinfección de todas las áreas y material, manteniendo
la instalación de gases medicinales, las camas y un depósito cen-tralizado
con dispositivos y material en la nave 10 de IFEMA,
permaneciendo alertados los miembros del equipo (Figura 9).
Debido a la complejidad de los equipos, se mantuvieron en
la sala 9.03 la mayor parte de los dispositivos y material hasta el
cierre definitivo de la instalación hospitalaria de IFEMA.
Aunque no es objeto de este estudio, los autores creemos
que es adecuado citar las actuaciones realizadas por algunas de
las sanidades militares aliadas durante esta pandemia. Prácti-camente
en todos los países de nuestro entorno, el papel de este
Cuerpo ha sido trascendental9. En mayor o menor medida se
ha puesto en evidencia la necesidad de su empleo en una crisis
sanitaria.
En Francia se desplegaron 30 camas de UCI procedentes
de instalaciones médicas de tratamiento del ejército francés. Se
ubicaron en el aparcamiento de un hospital civil. Intensivistas y
anestesiólogos militares atendieron a 47 pacientes críticos. Cada
turno de trabajo estaba compuesto por al menos un intensivista
o anestesiólogo, tres enfermeros y tres auxiliares procedentes de
ocho hospitales universitarios militares. En cada cama de UCI se
podría encontrar un respirador, un monitor de constantes vita-les,
seis bombas de jeringa, una bomba volumétrica, una bomba
para nutrición enteral y un aspirador de secreciones con vacío.
También se disponía de ecógrafo, desfibrilador, analizador de
sangre portátil y concentrador de oxígeno. Todo el sistema de in-formación
clínica e informático se conectó con el hospital, facili-tando
el flujo de documentación entre ambas instalaciones. Las
lecciones identificadas de este contingente sanitario fueron dos,
la necesidad de atender a los pacientes con SDRA siguiendo las
mismas recomendaciones civiles empleadas en el resto de hos-pitales
y mantener en todo momento la protección del personal
sanitario para evitar el posible contagio10,11.
El sistema británico de salud se benefició de la experiencia
obtenida por la sanidad militar del Reino Unido durante los úl-timos
conflictos de Irak y Afganistán. Planificación, despliegue
escalonado, velocidad de ejecución y mando y control fueron
algunos de los términos empleados por hospitales de la sanidad
civil inglesa12,13.
Walter A14 describe el apoyo militar alemán durante la pan-demia.
Destaca la importante labor desarrollada por más de seis
mil reservistas que se presentaron voluntarios al iniciarse la cri-sis.
Asimismo, se desplegaron cinco hospitales militares con una
capacidad total de 105 camas de intensivos.