Vista de las fortificaciones defensivas del Ejército español para impedir la
penetración de partidas del «Ejército de Liberación» en la zona de Saguia el Hamra
Junker Ju-52 del Ejército del Aire español en territorio saharaui
105
años, aumentan sus plantillas y llegan
a parecerse a una unidad tipo batallón,
mandada por un comandante y
con varias compañías a sus órdenes.
Siguen dependiendo de la Presidencia
del Gobierno y, aunque acogen a
un escuadrón de caballería, una batería
de montaña y una unidad de transmisiones,
suponen unos efectivos
insuficientes ante cualquier contratiempo
de tipo bélico que pueda sufrir
el territorio.
La independencia de Marruecos
en 1956 cambia la perspectiva de la
zona. Todos los elementos subversivos
que habían ayudado a combatir
a los franceses ahora molestan y son
dirigidos hacia el sur, donde entran en
conflicto con la zona española. España
se da cuenta de que las circunstancias
estratégicas han cambiado, pero
hace poco por remediarlo: con efectivos
de todos los tercios, crea en la zona
norte del protectorado la XIII Bandera,
que, en junio de 1956, llega a El Aaiún
y que, junto con el III Tabor de Tiradores,
es la única fuerza del Ejército de
Tierra existente en el Sahara. El resto,
hasta unos dos mil hombres, son
fuerzas de Policía y otras unidades de
Presidencia, además de algunos efectivos
de la Marina y el Ejército del Aire.
Escasos efectivos para tanto territorio
que defender, con pocas unidades
del Ejército y una gran dificultad en
los altos escalones del mando, pues
ni el capitán general de Canarias ni el
general gobernador del Sahara tienen
mando efectivo sobre las fuerzas
de los otros ejércitos. Falta un mando
conjunto, que no se crea hasta enero
de 1958, cuando ya hemos sufrido serios
reveses en la zona.
A finales de 1956 y, sobre todo, en
1957, elementos del Ejército de Liberación
van entrando solapadamente
en el territorio. Vienen en pequeñas
partidas que, bajo la premisa de
ir a combatir contra los franceses,
son aceptadas a regañadientes por
España. Los dos primeros enfrentamientos
de estas partidas contra los
franceses terminan en dos derrotas
sin paliativos, lo que las hace cambiar
de enemigo y, después, dirigen
sus afanes contra los puestos y poblados
españoles, que no han sabido
cubrirse las espaldas y cuentan con
escasos efectivos para hacer frente a
esta amenaza. Villa-Bens. Llegada de suministros y refuerzos (1957-1958)