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En los momentos previos a la ofensiva
rusa, había un consenso generalizado
en que, de producirse, sería una campaña
rápida, que alcanzaría sus objetivos
en cuestión de días. Sin embargo,
para sorpresa general, el avance ruso,
sobre todo el que se dirigía directamente
a Kiev, se detuvo al poco de cruzar
la frontera. Este «frenazo» se debió
no solo a problemas logísticos; jugaron
también otros factores, como la inesperada
resistencia del ejército ucraniano.
Pero todas las informaciones disponibles
parecen confirmar que este
parón estuvo también motivado por la
falta de recursos, fundamentalmente
carburante y municiones. También víveres.
Y por el enorme atasco que impidió
el avance ruso en el eje que se aproximaba
a Kiev por el noroeste.
Cabe destacar también, como dato
significativo, la enorme cantidad de
vehículos averiados que jalonaban y
colapsaban las rutas seguidas por las
unidades en su avance por territorio
ucraniano. Se calcula que el 56 % de
las bajas de vehículos lo fueron por
causas ajenas a la acción del enemigo,
lo que viene a indicar que el material
desplegado estaba en condiciones
deficientes. Tras semanas en
condiciones precarias, a la intemperie
y alejados de sus bases logísticas,
todo hace pensar que la disponibilidad
operativa era ya limitada antes
del inicio de la operación.
Una primera valoración permite concluir
que el ejército ruso tenía la potencia
de combate necesaria para alcanzar
los objetivos previstos, pero
sus capacidades logísticas no le permitieron
hacerlo sin una pausa que le
permitiera reabastecer a sus unidades.
Este «respiro» dio al traste con el
plan ruso de alcanzar Kiev en cuestión
de horas. A la vista de lo ocurrido, parece
demostrarse que la logística rusa
no está diseñada para una ofensiva terrestre
a gran escala lejos de su red
ferroviaria.
La logística de la campaña rusa tiene
unas dimensiones muy inferiores
a las de sus homólogas occidentales.
La capacidad de transporte de sus formaciones
es de un 75 % respecto a sus
homólogas estadounidenses, pero tienen
el triple de artillería, lo que multiplica
sus necesidades de sostenimiento:
una unidad que dispara cuatro mil
proyectiles al día necesita cincuenta
camiones diarios para transportar su
munición. Cada lanzacohetes necesita
un camión dedicado al transporte
de su munición. Al final, todo problema
logístico acaba siendo un problema
de transporte; en última instancia,
se trata de hacer llegar el apoyo oportunamente
y en la cantidad necesaria
para mantener el ritmo de las operaciones.
De nada sirve haber realizado
una ingente acumulación de recursos
y tener unos centros logísticos perfectamente
abastecidos, si el sistema de
Avance ruso hacia Kiev (6 de marzo). Fuente: British Ministry of Defense; Institute for
the Study of War with American Enterprise Institute's Critical Threats Project
Avance ruso sobre Kiev (10 de marzo). Fuente: Institute for the Study of War with
American Enterprise Institute's Critical Threats Project