En los últimos meses, se llevaron a
cabo unas reuniones del gobernador
del territorio y dirigentes del Polisario
en Mahbes Escaiquima. El acuerdo
fue total y ambas delegaciones aceptaron
un programa de retirada y la entrada
de miembros del Polisario en la
vida de la colonia y en sus elementos
de dirección. Pero todo fue en vano.
Madrid se había lanzado por el camino
del abandono y la entrega a Marruecos,
por lo que todo quedó en papel
mojado.
La Marcha Verde, primer experimento
en la utilización de mujeres y niños
en un posible conflicto bélico, cogió
a España con el pie cambiado. Marruecos
no tuvo ningún reparo en exponer
a esta parte de su población a
una solución incierta y al posible uso
de los efectivos militares contra ella.
Su solo anuncio ya desconcertó a los
ministros españoles y su puesta en
marcha hizo que se entregaran, con
armas y bagajes, al enemigo. Mandar
a Solís, administrador de la fortuna
de Hassan II, a negociar con el rey de
Marruecos fue un tremendo error. No
consiguió nada y cada vez se mostraba
más la debilidad de España en este
conflicto.
En los últimos
meses, se
llevaron a cabo
unas reuniones
del gobernador
del territorio
y dirigentes
del Polisario
en Mahbes
Escaiquima
Esta marcha tuvo una preparación y
una ejecución ejemplares. Es difícil
comprender que Marruecos pudiera
llevarla a cabo con solo sus efectivos.
110 / Revista Ejército n.º 973 • mayo 2022
La participación ciudadana fue
abundante: las inscripciones para intervenir
en ella llegaron a cerca del millón
y así se pudo escoger al personal
Solís, el improvisado negociador
idóneo para llevar a cabo este cometido.
La buena preparación, una logística
perfecta y la exaltación religiosa y
patriótica dieron como resultado una
caravana interminable de camiones
procedentes del extranjero que avanzaba
por las pistas de Marruecos sin
contratiempo alguno. Los últimos kilómetros,
ya a pie, llevó a una marea
humana a las proximidades de la frontera.
Las cesiones ante Marruecos
permitieron montar un «paripé» con
el paso de la alambrada y los campos
de minas, y poner el pie en zona española.
Llegado ese punto, tal como
habían acordado ambas partes, Hassan
II dio la orden de retirarse porque
ya había obtenido del Gobierno de
España la certeza de la entrega del
Sahara. Insólito…, más que insólito,
conspiración.
Los Acuerdos de Madrid sellaron el fin
de la estancia de España en el Sahara,
que se retiró de los puestos y poblados
llevándose solamente el armamento,
la munición y los vehículos. El resto
quedó allí para disfrute de los marroquíes.
España hizo entrega de la administración
del territorio, pero no cedió
la soberanía, que no poseía, con lo
cual el Sahara Español, nuestra última