revista de aeronáutica y astronáutica / diciembre 2020
sobrevolando la II Guerra Mundial 1005
deo diurno de precisión. Todas las
circunstancias antedichas confluyeron
en la destrucción de la ciudad
histórica de Lübeck y el devastador
ataque sufrido por Colonia la noche
del 31 de mayo, la primera incursión
con 1000 aviones, que contando con
el Gee, permitió saturar las defensas
y concentrar el lanzamiento de
bombas. Se atacaron otras ciudades
industriales del Ruhr. Lord Cherwell,
asesor de Churchill, había elaborado
una lista de 53 ciudades donde vivían
22 millones de alemanes y que, de
ser atacadas, dejarían sin techo a un
tercio de la población, y Harris asumió
con entusiasmo esa tarea.
En diciembre del 42 entraron en
servicio dos ayudas que surtirían
efecto el año siguiente: el Oboe y el
H2S. El Oboe era un auténtico equipo
para el bombardeo a ciegas que en la
zona del Ruhr daba un error de poco
más de cien metros; el Mosquito podía
utilizarlo más al interior de Alemania
por volar más alto. El Mosquito era
el avión furtivo de la época, su altitud
de vuelo y su velocidad lo hacían
prácticamente inalcanzable y su construcción,
básicamente de madera, le
daba una baja firma radar; era capaz
de llegar a Berlín con una bomba de
1800 kilos y soltarla con precisión.
Aparte de su empleo en la fuerza de
señaladores, realizaba sus propias misiones
de hostigamiento, en grupo o
en solitario, en ocasiones amargando
algún acto público a los nazis. Una acción
poco conocida del Mosquito fue
la extracción de Suecia, en la bodega
de bombas del físico Niels Bohr, que
había escapado de Dinamarca en un
bote de remos. Bohr se incorporaría
al Proyecto Manhattan, la fabricación
de la bomba atómica. La otra ayuda
sería el H2S, un radar aire-tierra que
hacía realmente autónomo al avión,
aunque no era muy preciso, salvo en
objetivos situados cerca de cursos o
superficies de agua.
Durante el año 1943, a pesar de
las pérdidas, siguió aumentando la
disponibilidad de bombarderos, en
particular los cuatrimotores, y la actividad
del BC se estructuró en tres
campañas: Batalla del Ruhr, de marzo
a julio; Batalla de Hamburgo, de julio
a noviembre, bautizada como Operación
Gomorra explica claramente
su propósito; y la Batalla de Berlín,
de noviembre hasta marzo de 1944.
Harris diría a Churchill que esta batalla
les podría costar cuatrocientos o
quinientos bombarderos, pero que a
los alemanes les costaría la guerra. En
estas campañas no solo se atacaban
las ciudades principales, sino que se
atacaban otras muchas para evitar
que la defensa se concentrara en un
objetivo determinado, y el empleo
de las nuevas ayudas aumentaba la
destrucción, lo que exigía grandes
recursos humanos y materiales para
reparaciones. La Octava Fuerza Aérea
estadounidense participó en diversa
medida en estas campañas bombardeando
de día.
La Batalla del Ruhr se inauguró con
el ataque a la fábrica Krupp ubicada
en el centro de Essen y siguió con
otras grandes ciudades situadas en
la cuenca del citado río. La noche del
24 de julio se desató la Operación
Gomorra, en la que Hamburgo recibió
durante cuatro noches nueve mil
toneladas de bombas explosivas e
incendiarias. Se generó una tormenta
de fuego de efectos catastróficos.
Murieron entre treinta y cuarenta
mil personas y la mitad de las casas
Colonia en 1945 tras los bombardeos. (Imagen: Departamento de Defensa de EE.UU)