LAS FUERZAS TERRESTRES
ANTE LAS GUERRAS DEL
SIGLO XXI
Los nuevos desafíos, sostenidos bajo el marco teórico denominado guerra híbrida,
fracturan los niveles clásicos de la guerra con acciones de ambigüedad calculada, e
incorporan, además, procedimientos y tecnologías de forma ágil.
En este artículo se analiza la eficacia de las actuales organizaciones operativas terrestres
y sus capacidades, proponiendo posibles adaptaciones
Carlos Pereira Carmona
Teniente coronel de Artillería
DEM
INTRODUCCIÓN
La primavera del año 2014 sorprendió
a Europa con una súbita crisis: la anexión
rusa de Crimea y la guerra en las
provincias del este ucraniano, que trajeron
de nuevo dramáticas escenas de
guerra a Europa, con miles de muertos,
desplazados y refugiados. Este
hecho produjo un brusco cambio en
el marco internacional de seguridad e
impactó especialmente en Europa. La
forma del desarrollo de los conflictos
actuales, con la novedosa guerra híbrida
rusa, así como la revolución tecnológica
que vivimos, deben llevarnos
a evaluar la adecuación de las fuerzas
terrestres a los escenarios actuales y
al estudio de adaptaciones requeridas
y cómo estas podrían realizarse.
EL REGRESO DE LA
GUERRA FRÍA
Occidente afronta diversos y complejos
riesgos: la situación de seguridad
en el arco sur-sureste (norte de África,
Oriente Medio), el islamismo radical,
la presión migratoria o la proliferación
30 / Revista Ejército n.º 958 • enero/febrero 2021
de armas de destrucción
masiva son ejemplos de ello. Sin embargo,
la crisis de Ucrania y la agresiva
estrategia rusa han fracturado
el anterior orden europeo. La permanente
tensión y escalada de acciones
y reacciones recíprocas entre Rusia y
el bloque occidental (OTAN y Unión
Europea) parecen no tener fin y se
extienden a Oriente Medio, África e
incluso a Sudamérica.
Nos encontramos, por tanto, de una
forma un tanto sorpresiva, ante el desafío
de una amenaza convencional,
poderosa e identificable en las fronteras
de nuestros aliados, aunque combinada
audazmente con elementos no
convencionales, por lo que tiene pocas
similitudes y muchas diferencias con
respecto a la vieja amenaza soviética.
La evolución del papel de Rusia y su
regreso a la escena internacional ha
sido una constante desde la llegada
al poder de Vladimir Putin. No siendo
objeto de este artículo el análisis
estratégico ruso, sí es posible sintetizar
sus objetivos: su reconocimiento
como potencia mundial, el liderazgo
del espacio exsoviético y el mantenimiento
de un pensamiento político
diferenciado (con tintes nacionalistas
e imperialistas, alejado del pensamiento
liberal europeo, en términos
tanto económicos como políticos