Cristóbal Oudrid Cartel de «Molinero de Subiza»
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— Personajes con nombre o remoquete,
como el sargento Bomba o
el trompeta Minuto.
— El arma de caballería, que siempre
fue tema de gran inspiración para
los autores de zarzuela. Algunas
son homenajes a unidades, como
El 15 de caballería o El 14 de ligeros,
y otras están dedicadas a los
húsares, especialmente por sus
vistosos uniformes y su aureola
romántica.
— Los toques de ordenanza o instrumentos
con los que se interpretan,
como El toque de diana, el Tambor
de granaderos o la famosa Ven, Cirila,
ven, cuyo tema principal está
basado en el toque de llamada a
oficiales.
— En el último grupo, el autor reúne
las obras que, siendo de inspiración
militar, no pueden inscribirse
en los anteriores. Entre estas
se encuentra la que puede ser la
última zarzuela de tema militar
que se haya compuesto: Baile en
capitanía, con música de Federico
Moreno Torroba, basada en la
bella obra teatral del mismo título
que escribió Agustín de Foxá
sobre las guerras carlistas y que
fue estrenada en Zaragoza el año
1960. Desde la primera de ellas, en
1849, Colegialas y soldados, hasta
Baile en capitanía, Fernández de
la Torre hace un recuento de unas
doscientas zarzuelas con títulos y
autores, pero asegura que, sin temor
a exagerar, se pueden añadir
otras tantas.
Rafael Hernando, al que hemos conocido
como autor de Colegialas y soldados,
perteneció al grupo formado
por los compositores Cristóbal Oudrid,
Barbieri, Gaztambide, Inzenga,
el letrista Luis de Olona y el barítono
Francisco de Salas, que fundaron La
Sociedad Artística, con la finalidad de
difundir la zarzuela por toda España,
sacándola del marasmo en que había
quedado ante la competencia de
la ópera, primero italiana y después
francesa; empresa que culminó con
la creación de un teatro dedicado al
género, que fue desde el 10 de octubre
de 1856 el Teatro de la Zarzuela
de Madrid.
El 21 de diciembre de 1870, Cristóbal
Oudrid estrenó precisamente en
ese Teatro de la Zarzuela, del que era
cofundador, una zarzuela histórico-
romanesca (según el programa) en
tres actos titulada El molinero de Subiza.
Solo una semana después, a pocos
metros del teatro, en la calle del
Turco (marqués de Cubas), el general
Prim sufría el atentado que le costó
la vida, pero eso no enturbió su éxito,
porque llegó a rebasar las trescientas
representaciones. El primer acto
de la obra se cerraba con el número
«Procesión y plegaria». Plegaria cuyo
primer verso era «Salve, estrella de
los cielos», pero en su gira por provincias
la zarzuela fue representada
en El Ferrol, y allí los guardias marinas
del buque escuela Asturias la hicieron
suya, y ese primer verso pasó
a ser «Salve, estrella de los mares»,
para así convertirse en la Salve marinera,
que desde entonces se cantó
en buques, escuelas y cuarteles de la
Marina española con distintos arreglos
y letras, hasta que en noviembre
de 1942 el jefe del Estado Mayor de
la Armada puso orden en el asunto y
declaró reglamentarios el arreglo del
entonces director de la Banda de la
Escuela Naval Jesús Montalbán y la
letra de Mariano Méndez Vigo. De
esta manera, la bella composición de
Cristóbal Oudrid fue la primera pieza
de zarzuela que pasó a integrarse
en el acervo musical de las Fuerzas
Armadas de nuestro país. Pero no
quedó restringida al ámbito militar,
porque no hay lugar en España relacionado
con la mar donde en el Día
de la Virgen del Carmen no resuene
la Salve marinera.
Aunque
incorporada a lo
militar, la Salve
marinera no es
propiamente
música militar
Aunque incorporada a lo militar, la
Salve marinera no es propiamente
música militar. Cristóbal Oudrid sí
que había compuesto música de inspiración
militar para el teatro, pero
esta pieza fue compuesta como música
incidental para una obra de Juan
Lombía, El sitio de Zaragoza de 1808,
drama en tres actos y en verso estrenado
en 1848. La pieza teatral no ha
pasado a la historia, pero la música sí,
porque Oudrid hizo con ella una obra
instrumental, que es la que ha llegado
hasta nosotros como la fantasía militar
El sitio de Zaragoza. Pronto esta
composición alcanzó gran popularidad
y es número casi obligado en
cualquier concierto de música militar
que se precie.
En la noche del día 20 de noviembre
de 1886, los espectadores que tuvieron
la fortuna de asistir al estreno de
la zarzuela Cádiz en el teatro Apolo de