88 / Revista Ejército n.º 958 • enero/febrero 2021
Madrid saltaron enardecidos de sus
asientos, vitoreando a España, replicando
al coro que cantaba: «¡Viva
España! Que vivan los valientes que
vienen a ayudar». Era el número final
del primer acto, que representaba
el desfile, al son de una briosa marcha,
de los libertadores de la ciudad
de Cádiz asediada por los franceses.
Esa bellísima y marcial marcha despertó
el patriotismo de los presentes,
que, puestos en pie, se fundieron en
un extraordinario ambiente de exaltación
patriótica. Según el programa de
la función este número se titulaba Cádiz
(pasodoble).
Cádiz pasó rápidamente a formar parte
del repertorio de todas las bandas
de música militares, hasta llegar a
nuestros días, en los que sigue siendo
una de las marchas más bellas y
vibrantes. Pero no quedó ahí su popularidad,
porque también pasó a los
pianos de los cafés, muy abundantes
en aquella época. La marcha llegó a
escucharse en Londres, gracias a que
el príncipe de Gales, que luego reinaría
con el nombre de Eduardo VII,
tuvo ocasión de oírla y dio órdenes de
que la banda de su regimiento la incorporara
a su repertorio. El texto de
la obra, que fue también muy elogiado,
era original de Javier de Burgos,
inspirado en uno de los Episodios nacionales
de don Benito Pérez Galdós.
La música era de Federico Chueca y
Joaquín Valverde. En 1896, los tres
fueron condecorados con la Cruz al
Mérito Militar.
Como otros muchos compositores
de zarzuela, Chueca escribió también
música de aplicación a la vida militar:
pasodobles, que luego pasaban a ser
marchas de desfile. En 1908, el Círculo
de Bellas Artes de Madrid le encargó
un pasodoble para conmemorar
el primer centenario de la guerra de
la independencia. Este pasodoble se
Federico Chueca
Cartel de «Cádiz»
Teatro Apolo