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identidad que no sentían en sus países
de origen. De esta manera, el 8 de
agosto controlan la presa de Mosul, un
enclave estratégico cuya destrucción
podría haber supuesto una catástrofe
de dimensiones incalculables, y les
lleva a amenazar Erbil, donde la determinación
de los peshmergas kurdos
evita lo que hubiera supuesto la caída
del Kurdistán iraquí.
Ante esta situación, el Gobierno de
Irak (GoI2, por sus siglas en inglés),
que sufría importantes deficiencias
políticas y de seguridad, temeroso
del colapso, solicitó en septiembre
de 2014 al Consejo de Seguridad
de las Naciones Unidas la intervención
de la comunidad internacional.
Este organismo aprobó por unanimidad
la resolución 2170 (20 de agosto
de 2014), hito que supuso el detonante
para la intervención multinacional
en la zona, donde se subrayó: «El terrorismo
solo puede ser derrotado a
través de la participación y colaboración
activa de los Estados y las organizaciones
internacionales»3.
Semanas más tarde se conformaba
una coalición de naciones, liderada
por EE. UU. e impulsada a partir de la
cumbre de la OTAN en Gales (4 y 5 de
septiembre de 2014), que comenzaba
a definir su plan de acción, cuya estrategia
se basó en tres líneas principales4:
• La realización de ataques aéreos
selectivos, que consiguieron contener
razonablemente los avances
del Dáesh.
• La participación de países árabes y
musulmanes en la coalición.
• El entrenamiento de fuerzas militares
y grupos armados locales por
parte de contingentes de tropas
extranjeras.
España encontró su encaje en la tercera
línea, por lo que el 10 de octubre
de 2014 el Consejo de Ministros autorizó
la consulta al Congreso de los
Diputados para el envío de un contingente
que actuaría en misiones de
adiestramiento de las Fuerzas de Seguridad
Iraquíes (ISF5, por sus siglas
en inglés) que no excediera de 300
personas. Dicha consulta fue aprobada
en el Congreso el 22 de octubre
y puso en marcha el proceso de
generación y preparación en las Fuerzas
Armadas.
DESPLIEGUE. FASE DE
OPERACIONES PRINCIPALES
En el ámbito del Ejército de Tierra,
se designó a la Brigada de La Legión
como unidad generadora del primer
contingente, al mando del coronel
Julio Salom Herrera (jefe del Cuarto
Tercio Alejandro de Farnesio). Sin demora,
en un ambiente jalonado por la
incertidumbre en cuanto a la misión
que se iba a desarrollar y con grandes
lagunas de información sobre las
audiencias iraquíes, el contingente
comenzó la fase de «adiestramiento
operativo» en noviembre de 2014.
La organización inicial se basó en
mando y plana mayor de mando,
elemento de apoyo al mando, unidad
de adiestradores, unidad de protección,
unidad logística y equipo de
control aerotáctico, lo que sumaba
un total de 207 militares, hombres
y mujeres que afrontaban la gesta
de abrir una misión en medio del
desierto iraquí con el único afán de
preparar a su ejército para enfrentarse
al Dáesh, que continuaba imparable
su marcha hacia la conquista
del tan ansiado califato.
Territorio ocupado por el Dáesh a principio del 2015