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cualquier intervención desde sus guarniciones de origen, siendo
protagonistas de grandes batallas, era disponer de un trozo de
sus unidades, normalmente una o dos compañías, listas y retenidas
para embarcar en las galeras y acudir presto donde se les
necesitase. Una tercera misión, adjudicada de ordinario a los
de Nápoles y Sicilia, era guarnecer y abastecer con las vituallas
correspondientes los presidios de las plazas norteafricanas más
orientales, porque las occidentales se apoyaban desde las costas
andaluzas. Tal es el caso de Túnez, La Goleta, Gelves, Bona, Trípoli,
Mehedia o la isla aliada de Malta.
Fuera del entorno Mediterráneo participaron por primera vez en la
batalla de Mühlberg, en abril de 1547, a las órdenes del mismo rey y
emperador Carlos, para hacer frente a los rebeldes protestantes alemanes
de la Liga Esmalcalda. Regresaron a sus guarniciones finalizada
la campaña tras una brillante victoria.
La siguiente ocasión supuso la escisión de los tercios cuando
el duque de Alba marchó en junio de 1567, inaugurando
el Camino Español, con la mayor parte de los soldados de
estas cuatro unidades, a sofocar la sublevación de los Países
Bajos. Permanecieron allí los ochenta años que duró
esta guerra sufriendo vicisitudes, evoluciones orgánicas
y cambios de nombre, diferentes a los primigenios geográficos,
normalmente adoptando la de sus maestres
de campo.
Marchados los tercios viejos de sus emplazamientos
mediterráneos, sobre las mismas guarniciones, con
los pocos soldados veteranos que quedaron, junto a
muchos bisoños procedentes de un reclutamiento masivo,
se restituyeron estas unidades y conservaron su
nombre original, aun dándose la circunstancia de existir,
durante los primeros años, sus gemelos con el mismo
nombre en Flandes. Se les llamó tercios fijos y continuaron
con sus misiones habituales en el Mediterráneo.
Producida la sublevación de las Alpujarras, en 1569, se
crearon nuevas unidades para la ocasión. Pacificadas las
tierras de Granada, fueron disueltas la mayoría, excepto
dos tercios que tuvieron un comportamiento ejemplar,
quizás pensando en el nuevo reto que se avecinaba, frente
al cada vez más osado Imperio turco. Se les llamó nuevos
o extraordinarios, dependiendo de las fuentes.
El despliegue de los tercios existentes al acabar la década
de 1570 era el siguiente:
• Tercios viejos: Sicilia, Lombardía y Nápoles,
sin variación, en Flandes. Disuelto un año
antes por el duque de Alba el de Cerdeña
por comportamiento indigno frente al
enemigo, se creó en su lugar el Departamental
de Flandes, al mando de Sancho de
Londoño.
• Tercios fijos:
— Tercio de Lombardía, al mando del
maestre de campo Fernando de Silva,
en la guerra de Granada, formando
parte del ejército del marqués de
Mondéjar. Posteriormente volvería a
Milán. Arcabucero de Ángel García Pinto