T E S T I M O N I O
El Centro de Operaciones de Vigilancia Espacial realizó
el seguimiento de la reentrada del lanzador chino CZ-5B
Un hito en la historia del
COVE
Comandante Rafael González Cámara y
capitán Isabel María Álvarez Gómez
LA etapa central del lanzador chino Long March 5B,
también conocido como CZ-5B (Chang Zheng 5B) hizo
su reentrada en la madrugada del pasado 9 de mayo
sobre la península arábiga y sus restos alcanzaron la
superficie en aguas del océano Índico, al oeste de las islas Maldivas.
El cohete había sido lanzado diez días antes, transportando
el módulo central de la nueva estación espacial china CSS, denominado
Tianhe.
El Centro de Operaciones de Vigilancia Espacial (COVE) realizó
un seguimiento activo de la reentrada. El suceso ha marcado
un hito en la breve historia de esta unidad del Ejército del Aire,
creada oficialmente en noviembre de 2019, al ser el primer evento
de reentrada en el que el COVE ha participado activamente, proporcionando
información de situación a partir de los datos a los
que el centro tiene acceso.
La amplia cobertura otorgada al suceso por los medios de comunicación
y las redes sociales generó una cierta preocupación
por el destino final de la etapa del lanzador, un enorme cuerpo
cilíndrico de 31 metros de longitud, 5 de diámetro y una masa
de alrededor de 20 toneladas. En cierto modo, no era de extrañar
esta preocupación, pues la información que se puede facilitar
acerca del comportamiento de un objeto durante su reentrada en
la atmósfera es altamente incierta. No obstante, las probabilidades
de que el punto de reentrada o impacto de los restos estuviera
localizado sobre España eran muy bajas, pero no por ello
podía descartarse completamente esta
posibilidad.
Antes de comenzar con la secuencia
de eventos, es conveniente explicar brevemente
los múltiples factores que determinan
la dificultad de predecir el destino
final de un objeto durante su reentrada
en la atmósfera. Los satélites y cuerpos
que orbitan la Tierra siguen las leyes de
la mecánica orbital, que son precisas y
permiten hacer cálculos con exactitud a
largo plazo. Según disminuye el tamaño de la órbita y el objeto
comienza su proceso de reentrada, especialmente en las órbitas
elípticas (como era el caso) o de gran excentricidad, comienzan
a aparecer fenómenos aerodinámicos hipersónicos en aquellas
partes de la órbita que entran en contacto con capas de la atmósfera
cada vez más densas. Esto puede alterar la estabilidad de la
órbita y generar fuerzas de rotación incontrolada sobre el objeto.
Cuando se produce el reingreso en la atmósfera, las leyes de la
mecánica orbital que gobiernan su trayectoria pasan a ser leyes
aerodinámicas y de tipo balístico. Además, el rozamiento con las
capas más altas de la atmósfera provoca que los objetos alcancen
temperaturas muy elevadas (del orden de miles de grados) y se
desintegren, sin que sea posible pronosticar de manera exacta el
número de fragmentos de tamaño significativo que sobrevivirán
a su paso por la atmósfera, cuál será su forma (y por lo tanto su
comportamiento aerodinámico) y qué trayectoria seguirán una vez
generados estos.
A todo ello hay que añadir la enorme velocidad con la que reentra
el objeto (del orden de 7 km/s), lo que hace que las predicciones
se vean afectadas por rangos muy amplios en tiempo y localización
geográfica y que, por tanto, una mínima desviación en esas estimaciones
de tiempo se traduzca en un error en cientos o miles de kilómetros.
En consecuencia, los cálculos para la reentrada se basan
en modelos estadísticos que deben ser actualizados con los últimos
datos conocidos del objeto, así como de ciertas características del
mismo (masa, tamaño, forma, composición
de materiales, distribución de estos, etcétera)
a fin de ir estrechando las ventanas de
incertidumbre y su posible comportamiento
tras la reentrada. En la práctica, el punto
más probable de reentrada atmosférica y de
posible impacto en la superficie no se pueden
estimar con cierta precisión hasta muy
pocas horas antes de producirse.
El COVE ya tenía en su punto de mira
la futura reentrada del CZ-5B, desde que el
Las valoraciones
del COVE
sirvieron para
tomar decisiones y
evitar riesgos
32 Revista Española de Defensa Junio 2021