reportaje
Los alumnos aspirantes a soldados han alternado las clases
presenciales y on line durante su formación
Cerca de allí se encuentra la instalación
estrella del centro, según su jefe de
estudios; la pista de aplicación. «Es nueva,
la acabamos de estrenar y, de hecho,
algunos obstáculos aún no están en servicio
». Al frente de la clase está el sargento
primero Víctor Lucero. «Los obstáculos
se pueden pasar fácilmente —asegura—
pero nosotros les enseñamos a hacerlo de
una determinada manera, en un ambiente
de combate, con medidas de seguridad
y con cobertura de los compañeros. Lo
que queremos es que el soldado supere
el recorrido con el menor desgaste para
él sin que termine reventado».
En la pista, de 400 metros, los aspirantes
a soldados se enfrentan a puentes
abiertos, fosos, tirolinas, escalas, tablones,
montículos, vallas… «Recuerdo la
primera vez que vine con ellos a la pista.
Yo fui el primero en pasarlos y lo hice
demasiado rápido. Me tuve que poner
en su lugar, pensar en cuando yo empecé
y volver a hacerlo despacio, marcando
mucho las técnicas», añade el
sargento primero Lucero. «Es bonito
verlos aprender —asegura—, que les
guste este mundo, esta profesión. Es
importante que vean cómo lo vivimos
nosotros. Debemos dar ejemplo».
Al mismo tiempo, en una posición
defensiva, un grupo de alumnos trata
de repeler un ataque. «Este ejercicio
es una primera toma de contacto, pero
es muy bueno para coordinar los movimientos,
que el fuego sea seguro para
ellos mismos, que no se crucen por
delante de los compañeros», explica el
sargento primero Gustavo Javier Pérez
Centurión. Reconoce que los alumnos,
cuando llegan al centro, tienen muchas
dudas, muchas preguntas. «Hay que
explicarles por qué tienen que correr
de una determinada manera, ir por un
lado concreto, que en una situación real
tendrían el apoyo de la artillería…».
Esta instrucción se realiza con munición
de fogueo. Cuando los alumnos
pasen al campo de maniobras lo podrán
hacer con fuego real. «Pero eso necesita
mucho adiestramiento. Hay que extremar
al máximo las medidas de seguridad
», concluye el suboficial.
CAMPUS VIRTUAL
«La capacidad de respuesta del Campus
Virtual Corporativo del Ministerio de
Defensa se ha puesto a prueba durante
la pandemia y el rendimiento está siendo
muy satisfactorio», señala el subdirector
general de Enseñanza Militar, capitán de
navío Alfonso Vallés.
Este aumento de la demanda del
servicio no estaba programado. «Tuvo
que acelerarse y hacer ajustes técnicos
para asegurar las capacidades del sistema
ante la realidad de una docencia on
line de emergencia», añade. En pocas
semanas, se activaron un buen número
Una profesora de la Escuela Militar de Idiomas se dirige a sus alumnos durante el
estado de alarma a través del Campus Virtual Corporativo del Ministerio de Defensa.
de iniciativas. «Había que conjugar, con
creatividad, el esfuerzo ímprobo puesto
en marcha en todos los niveles y con
plena implicación de toda la comunidad
de la enseñanza». Surgieron así aulas espejo,
clases invertidas, grupos tutoriales
y rotaciones de alumnos en los centros
docentes, generando con ello un sistema
de presencialidad discontinua.
«La pandemia nos ha permitido diseñar
un modelo híbrido de enseñanza,
combinando lo mejor de la modalidad
presencial y de la on line y logrando resiliencia
en el conjunto del sistema», puntualiza
el subdirector general.
El Campus Virtual lo utilizan 45 centros
docentes militares y más de 90 unidades
del Ministerio de Defensa que, sin
ser propiamente centros de enseñanza,
requieren que su personal actualice sus
habilidades para la realización de tareas
específicas o competencias transversales
en un ámbito más amplio de las Fuerzas
Armadas. También se ha utilizado para
formar a los más de 10.000 rastreadores
de los Ejércitos y la Armada que participan
en la operación Misión Baluarte.
Actualmente, en la plataforma están
dados de alta 69.102 usuarios, entre
alumnos y tutores. A ella se conectan
diariamente 4.500, cuando antes de la
pandemia lo hacían solo unos 1.000. El
número de cursos y aulas virtuales se
duplicó el pasado curso, pasando de 938
a 1.730 así como el número de alumnos
inscritos que pasó de 106.378 en 2019 a
186.950 en 2020.
La respuesta de la plataforma virtual
de Defensa ha sido efectiva, pero lo más
relevante para el capitán de navío Alfonso
Vallés es «el esfuerzo humano desarrollado
al servicio de la continuidad de la
enseñanza».
Elena Tarilonte
Fotos: Pepe Díaz
Junio 2021 Revista Española de Defensa 45