formó parte de la comisión encargada
de establecer distintos itinerarios topográficos
entre Castilla y Andalucía,
experiencia que repetiría en 1851-52
y que sería determinante a la hora de
escribir, años más tarde, su Geografía
histórico-militar de España y Portugal.
MISIÓN EN ITALIA
No obstante, por entonces, otra península
distinta a la Ibérica iba a focalizar
su atención durante algo más de un
año. A principios de 1849, el gobierno
Federico Madrazo/Museo del Prado
promovido al empleo de subteniente
de artillería y destinado al primer regimiento
de montaña, sito en Barcelona.
Aun estando a mitad del escalafón de su
promoción, sus excelentes capacidades
científicas y humanísticas se pusieron
pronto de manifiesto y empezó a recibir
importantes encargos técnicos, siendo
comisionado para levantar planos en
varias plazas de Cataluña.
En el año 1843, el militar madrileño
pasó destinado al Museo de Artillería,
donde permaneció hasta 1847. Ingresó
entonces en el Cuerpo de Estado Mayor
del Ejército. Sus superiores, convencidos
de las remarcables dotes que
mostraba, le consideraron muy a propósito
para la docencia y para el servicio
en fábricas y maestranzas.
TÉCNICO DESTACADO
De hecho, la Junta Superior Facultativa
del Cuerpo de Artillería aprobó su
diseño de alza-calibrador, que reunía en
un mismo elemento distintos aparatos
de medición y que fue considerado, por
su portabilidad y facilidad de uso, de especial
utilidad para los oficiales destinados
en baterías montadas y de montaña.
Pero, Arteche tenía grandes inquietudes
intelectuales y, en el Cuerpo de
Estado Mayor, del que era capitán graduado,
se le presentó una buena oportunidad
para expandir sus horizontes.
Así, en 1848, además de distinguirse
por su lealtad al gobierno de Narváez
durante la sublevación progresista que
se desató a finales de marzo en Madrid,
Topografía sobre el combate de las
Navas de Tolosa (1212), La Carolina.
Campos de batalla, de la que Arteche
es coautor. Arriba, panegírico póstumo.
español estudiaba enviar tropas a Italia
para reponer en los Estados Pontificios
al Papa Pío IX, refugiado en Gaeta tras
la revolución que instauró la efímera
República Romana.
Antes de decidirse a intervenir, el
general Narváez necesitaba información
del estado defensivo de Roma y de
los recursos con que contaba Giuseppe
Garibaldi, uno de los líderes de la unificación
italiana que había acudido en
auxilio de los revolucionarios romanos.
Para recabar tales informes, el gobierno
pensó en un oficial como Gómez
de Arteche y le envió en comisión reservada
a Italia junto al comandante de
ingenieros Vicente Talledo.
EN EL MUNDO DE LOS ESPÍAS
De incógnito, utilizando pasaportes
americanos, ambos oficiales se dirigieron
en el mes de marzo a la Ciudad Eterna y
permanecieron allí cerca de una semana,
tiempo que les bastó para reconocer con
cierto detalle el territorio y conseguir
noticias de sus fuerzas a fin de facilitar
la labor del cuerpo expedicionario que
se estaba preparando en España.
La misión no era fácil ni exenta de
riesgo. Frecuentando los foros revolucionarios,
Arteche llegó a ser sometido a
interrogatorio por su calidad de extranjero
y las sospechas que estos levantaban
por entonces en Roma, si bien pudo
disipar todas las dudas gracias a su entereza,
erudición y dominio de lenguas
extranjeras, entre las que cabría señalar
el alemán, el francés y el propio italiano.
Carta-jeroglífico de F. Madrazo para
Gómez de Arteche, amigo de la familia.
Junio 2021 Revista Española de Defensa 61
Archivo Cartográfico del CEGET
Biblioteca Central Militar