Genazzano
Reseña histórica del Cuerpo Militar de
Intervención
Los componentes del Cuerpo Militar de Intervención
conforman la Intervención General del
Ministerio de Defensa (INTERGEDEF), que desempeña
en el ámbito de este Ministerio el control interno
de la gestión económico fi nanciera.
La INTERGEDEF forma parte de la Intervención
General de la Administración del Estado, cuyas
funciones fueron defi nidas en su decreto de creación
de 1874, en cuyo preámbulo el entonces
ministro de Hacienda y futuro premio Nobel de
literatura en 1902, D. José de Echegaray, dejó
muestra de su prosa:
“A la Intervención General de la Administración
del Estado corresponde la alta y noble misión
de velar por la exacta aplicación de las leyes
y por la guarda y legítima inversión de los caudales,
de las rentas y de toda clase de pertenencias
del país…”.
La imagen más lejana de unos funcionarios
dedicados al control de los ingresos y gastos públicos
en España se encuentra en la del mayordomo
o Senescal, ofi cio que existía en los reinos
de Castilla y León y que se recoge en la segunda
de las Siete Partidas de Alfonso X el Sabio.
En la administración militar, estas funciones llegaron
con los ejércitos permanentes, siendo pioneros
los Reyes Católicos al impulsar el empleo
del Veedor, con una clara función de fi scalizador
de cuentas. Así, durante la guerra de Granada
crearon la Veeduría General, disponiendo que
los Veedores y Contadores formasen parte del
Cuerpo de Guardias Viejas de Castilla, con las
obligaciones propias de sus cometidos, justifi cando
cuentas y pagando derechos y haberes.
De esta época procede la rendición de cuentas
que el Gran Capitán, Gonzalo Fernández de
Córdoba hizo de los gastos de su primera expedición
a Italia, las famosas por “...picos, palas y
azadones, cien millones…”. Las auténticas cuentas
del Gran Capitán, se conservan en el Archivo
General de Simancas. Son 942 hojas manuscritas
de los años 1500 a 1503, fi rmadas por el propio
Gonzalo Fernández de Córdoba a su vuelta de
la II Campaña de Nápoles y estaban dirigidas a
Luis Peixon, tesorero y abastecedor de la Armada
en época de Fernando El Católico. Pero nada
tienen que ver con las que se repiten en el dicho,
“…por no haber jamás existido real y ofi cialmente..”
(Antonio Rodríguez Villa, Real Academia de
la Historia, 1910)
Con la llegada de la Casa de Borbón, los
Veedores fueron sustituidos por los Comisarios de
Guerra (1701), siendo los primeros comisarios de
guerra franceses y en francés están escritos los
primeros documentos de contabilidad, conservados
en el archivo de Simancas.
El siguiente cambio llegó con el establecimiento
del sistema de presupuestos, y la creación, en
1828 del Cuerpo Administrativo del Ejército, similar
al Cuerpo Administrativo de la Armada, creado
el siglo anterior. Estos Cuerpos tenían dos funciones:
una fi scal, hacer cumplir en el Ejército y la
Armada las leyes económicas, exigiendo responsabilidades
por las infracciones cometidas, y otra
técnica, asistir a las tropas mediante la gestión y
desarrollo de los distintos servicios.
La creación de la IGAE en 1874, como supremo
órgano del control interno de la Administración
del Estado, independiente y completamente
separado de la gestión, supuso que los departamentos
de Guerra y Marina fuesen los únicos que
estaban fuera de su control. Y ello a pesar de
un intento del Ministerio de Hacienda de incluir
a ambos, que fue frenado en seco por acción
conjunta del general Prim, Ministro de Guerra, el
almirante Topete, Ministro de la Armada y el general
Serrano, Presidente del gobierno provisional
en 1869.
Era una situación anómala, ya que un gestor
no puede ser un severo fi scal ni un fi scalizador un
perfecto gestor, anomalía que se agudizó con
la Ley de 1889, por la que el Cuerpo quedaba
constituido en una sola escala de jefes y ofi ciales,
pero con funciones diferentes (unos dedicados a
la fi scalización y otros a gestión).
Noviembre - 2020 Armas y Cuerpos Nº extraordinario 2020 17