Campo D. Francisco de Bobadilla ocupar la isla
de Bommel.
Esta isla tiene unos 25 km de Este a Oeste, 9
km de anchura de Norte a Sur, rodeada por los
ríos Mosa y Waal y que están comunicados por
brazos de unión en ambos extremos de la isla.
Bobadilla cruzó el Mosa, no excesivamente
ancho en esa zona próxima al pueblo de Empel,
con su propio Tercio además del de Mondragón
y el de Iñiguez, una compañía de arcabuceros
españoles a caballo y seis piezas de artillería.
Total eran 61 Banderas con más de cuatro mil
españoles, “combatientes expertos, fl or del
ejército español. Constituía la mayor parte de la
Infantería Española de la que disponía Alejandro
Farnesio.
En respuesta a esta maniobra, el almirante
rebelde Holak situó su fl ota de diez navíos de
quillas chatas entre el dique de Empel y la ciudad
de Bolduque-Hertogenbosch, bloqueando
por completo a los españoles. Para ello, tuvo
que cortar los diques, ocasionando con ello la
inundación de la zona y obligando a los españoles
a retirarse hacia las zonas altas de los diques.
Esa tarde del 7 de diciembre, la fl ota rebelde
descargó el fuego de su artillería, arcabuces y
mosquetes sobre los españoles que se apiñaban
en el dique de Empel.
“La inundación echó el río sobre casi toda la
isla con tanta pestreza que apenas tuvo tiempo
Bobadilla para llevar tras el Mosa al lugar de
Empel y a otros de la vecindad las tropas, artillería
y vituallas. Pero ni aquí les dejó libres la corriente
del río, porque si bien los españoles habían
tomado los puntos más altos,… el campo desde
la isla Bommel a Bolduque era algo más bajo y
fácilmente llamó a sí las aguas… y menos unos
altos a los que habían subido los soldados, el otro
campo del río parecía un mar hinchado”.
La situación era límite, los españoles se
apiñaban en el montecillo con la ropa mojada
y sin comida. Ya eran presa fácil del enemigo.
Los soldados del Tercio Viejo estaban en clara
inferioridad, habían quedado sitiados y sin posible
escapatoria, pero a pesar de todo, habían
decidido clavarse al suelo hasta el fi nal.
“Los infantes españoles prefi eren la muerte
a la deshonra. Ya hablaremos de capitulación
después de muertos”.
• Batalla fi nal.
La situación ya era desesperada. Bobadilla
se dispuso a fortifi carse. Mandó hacer un fuerte
alrededor de la iglesia de Empel, lo guarneció con
dos capitanes y doscientos soldados y distribuyó
los Tercios en torno con orden de atrincherarse
para ponerse a cubierto.
En el momento más crítico, según cuenta
la tradición, un soldado del Tercio, mientras
cavaba una trinchera, encontró allí enterrada
una tabla fl amenca de vivos colores con la
imagen dibujada de la Inmaculada Concepción.
Este hecho produjo un efecto positivo sobre la
moral de la Tropa, que colocó la imagen en un
improvisado altar sobre una bandera con la Cruz
de San Andrés.
“En esto, estando un devoto soldado español
haciendo un hoyo en el dique para guardarse
debajo de la tierra del mucho aire que hacía junto
a su tienda y cerca de la iglesia de Empel, a las
primeras azadonadas que comenzó a dar para
cavar la tierra, saltó una imagen
de la limpísima y pura Concepción
de Nuestra Señora, pintada en
una tabla, tan vivos y limpios los
colores y los matices como si se
hubiera acabado de hacer. Como
si hubiera descubierto un tesoro
acuden de las tiendas cercanas.
Vuela allá el mismo Maestre de
Campo Bobadilla. Llévanla pues
como en procesión al templo entre
las banderas. La adoran pecho por
tierra todos: y ruegan a la Madre de
los Ejércitos que pues es la que solo
podía hacerlo, quiera librar a sus
soldados de aquellas acechanzas
de elementos y enemigos: que
Mapa de Empel. 1585. Braun & Hogenberg
88 Armas y Cuerpos Nº extraordinario 2020 ISSN 2445-0359