Pío V, en su medallón de San Pablo Extramuros
constituye, desde luego, un motivo de desagravio
para el alma del pobre Pedro II, que estará, con
toda seguridad, burlándose eternamente de la
de su archienemigo, el de Leicester.
Pero es con la Batalla de Lepanto en 1571,
cuando se elige el 7 de octubre como el día de
su celebración. Hasta ese momento, la Virgen del
Rosario había sido patrona de las gentes del mar,
gracias al almirante Luis de Requeséns, que había
convencido al Papa Pío V para que todos los
miembros de la Armada Española pertenecieran
a la cofradía del Rosario4 , una costumbre italiana.
Fue a través de una bula de 1575, que Gregorio
XIII favoreció el deseo de Pío V - que a la sazón
había sido dominico, es decir, que tiraba para
casa - de extender el rezo del Rosario en la Iglesia,
creando hermandades y cofradías rosarieras.
La Virgen era también patrona de los centros
de benefi cencia pública, primer hecho de los
que hablaremos que entronca, por otro lado,
con el espíritu de servicio de la UME. Comoquiera
que en Cádiz los galeotes estaban desprotegidos
y morían en la calle, en 1512 se fundó un hospital
que los atendiera y se escogió la Virgen del
Rosario como patrona. Fue en este lugar donde
enraizó especialmente la devoción a la Virgen
por parte del tercio de galeones y de la Carrera
de Indias, hasta tal punto que en cada nave que
iba a América viajaba una imagen de la Virgen
del Rosario, a la que posteriormente se dio el
empleo y honores de Almirante.
Este hospital para galeotes tuvo su eco
posteriormente gracias a la concesión-ruego de
Pío a Juan de Austria de la construcción de cuatro
hospitales más. Al hijo de Carlos I, naturalmente,
el Papa no podía negarle nada, dado que fue
el capitán de la Santa Liga quien le granjeó la
victoria sobre el turco, amén de proporcionarle un
icono propagandístico perfecto como salvador
de la cristiandad. “Hubo un hombre enviado por
Dios llamado Juan”, diría transportado durante
una misa el propio Pío. Como consecuencia de
todo ello, como hemos dicho, fue este Papa
quien impulsó el rezo del Rosario. Y muy pronto
esta advocación empezó a viajar ofi cialmente al
Nuevo Mundo, junto con la de la Inmaculada.
Noviembre - 2020 Armas y Cuerpos Nº extraordinario 2020 61