algunas reflexiones sobre el mando de unidad opinión 693
Algo que no se entrena, pero que es imprescindible
para atraer a las personas es la honestidad.
La persona honesta facilita la confianza de quien
la rodea y, con su comportamiento, provoca que
otros sigan sus pasos.
Y, finalmente, la empatía: saber ponernos en
el lugar de los demás. El jefe de unidad ocupa el
puesto de mayor responsabilidad, pero para que
su trabajo salga adelante necesita contar con todos
y cada uno de los suyos. Si alguien falla, el
conjunto falla.
Para eso se necesita saber conectar con el personal,
retornando a una de las premisas citadas al
principio, la dedicación. Mostrar empatía con el
personal requiere perder unos minutos para hablar,
charlar, etc., incluso en cada puesto de trabajo.
Olvidemos las actitudes pasadas en las que
el jefe estaba en un pedestal al que no se podía
acceder, si no era por algo que se salía de la rutina
y, siempre, siguiendo el cauce reglado.
El mando del siglo XXI debería ser una puerta
abierta para atender a quien la necesite traspasar,
y quien lidere debe conocer, al menos, lo
más esencial de la vida familiar de su personal y
preocuparse por su bienestar, familiar, personal y
revista de aeronáutica y astronáutica / septiembre 2021
profesional. El que sea capaz de atender esas tres
facetas se hará merecedor de la confianza de toda
la unidad.
No se quiere con esto decir que se puedan arreglar
los problemas de todos, pues muchas veces no
está en nuestra mano solucionarlos, pero, por regla
general, la comprensión, unas palabras de aliento
y la sonrisa son «armas» gratis al alcance de todos
que la gente aprecia, y mucho.
Con esas «armas», el mando sigue siendo complicado
(¡lo bueno nunca es fácil!), pero se logrará que
el jefe sea un referente para los suyos, motivándolos
y aumentando exponencialmente las probabilidades
de alcanzar el éxito en el cumplimiento de la
misión de la unidad, que sigue siendo la obligación
principal de todo aquel que ejerza el mando.
Para finalizar, parafraseando a Calderón de la Barca,
«aquí la más principal hazaña es»… sacar adelante
la misión de la manera más eficiente posible,
procurando que el personal se implique y responda,
que se haga un uso racional de los créditos y
medios asignados y que, para alcanzar los objetivos
del Ejército del Aire, lo más esencial es saber dirigir
al experto grupo de mujeres y hombres, que
constituyen la mayor riqueza de toda unidad. n