revista de aeronáutica y astronáutica / septiembre 2021
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la base presentaba un excelente aspecto y la vida diaria mejoró
por la variedad y calidad de servicios, lo que hizo la misión
muy llevadera pese a su intrínseca dureza.
Al llegar a la base siempre te recibía, como ya se indicó,
el TACP, pues era la agencia de control encarga del espacio
aéreo de Besmayah y la única unidad autorizada a moverse
libremente por la HLZ durante las operaciones aéreas. Inicialmente,
todos los vuelos eran nocturnos para minimizar las
amenazas provenientes de tierra, lo que suponía esperar a
veces largas horas en la zona de aterrizaje. Los helicópteros
de transporte norteamericanos (CH-47 Chinook o UH-60
Blackhawk) siempre eran precedidos por los AH-64 Apache
de ataque, que contactaban con el TACP para comprobar la
situación. Sus tripulaciones, allá arriba, eran realmente agradables
y simpáticas cuando te llamaban, llegando a veces a
preguntarnos por nuestras familias o desearnos lo mejor en
la Navidad o Año Nuevo.
En los inicios la información aeronáutica en tiempo real era
escasa, únicamente teníamos noticia de los movimientos aéreos
por el chat táctico que nos proporcionaba el US Army, el
cual en ocasiones no era actualizado. Más de una vez, a altas
horas de la madrugada, nos avisaban de la cancelación de