García-Cañas R., Navarro-Suay R. y Tamburri-Bariaín R.
rigurosa a la legislación vigente en materia de protección de
datos y documentación clínica, garantizando la protección de
datos personales. Pese a la más que justificada necesidad, hasta
la fecha únicamente los módulos de cartilla de vacunación y
ficha de identificación sanitaria parecen haber comenzando a
implementarse de manera satisfactoria.
Desde nuestro punto de vista, la Sanidad Militar debería ser
capaz de desarrollar su propio RT, no sin antes tener que afrontar
un complejo camino. Entre las posibles dificultades susceptibles
de ser encontradas en el proceso de creación e implementación
de un RT militar español podrían presentarse: conseguir una
adecuada financiación y un soporte económico del proceso, la
disponibilidad de un sistema informático y una red de comuni-caciones
capaces de gestionar e integrar adecuadamente un RT
desde múltiples niveles de atención y desde distantes localizacio-nes
geográficas, determinar y definir una población de inclusión,
la capacitación del personal encargado de la gestión del RT, y
alcanzar un proceso de recogida y custodia de información (alta-mente
sensible) que cumpla con los requisitos de privacidad y de
protección de datos.
Un decisivo punto de partida en el diseño de un RT es la
determinación y el establecimiento de unos específicos criterios
de inclusión y exclusión que permitan delimitar claramente la
población de estudio. En el supuesto RT militar español sería
interesante incluir, además de a toda baja de combate, a al menos
aquellos militares con lesiones secundarias a un evento traumá-tico.
Por ejemplo, en los EE.UU. existe un “consenso nacional”
que establece como criterios de inclusión en los RT a aquellos
pacientes con lesiones incluidas entre los códigos 800 - 959.9 de
la ICD-948. No obstante, continua siendo un motivo de contro-versia
a nivel internacional la falta definición del politrauma o
“trauma patient”49.
Existe una gran variabilidad en la estructura de las bases
de datos de los RT. Pero el diseño inicial de cualquier RT debe
incluir consideraciones técnicas relativas a los sistemas operati-vos,
el hardware, el software, el soporte de almacenamiento de
datos y la seguridad informática48. Para Asadi y Paydar los cri-terios
generales sobre los que deberían basarse los softwares de
los RT son la usabilidad, la seguridad, la mantenibilidad y la
interoperabilidad50. Son varias las empresas que han diseñado
paquetes de software específicos para RT, algunos de los más
utilizados en los EE.UU. son el TraumaBase™ (Clinical Data
Management, Inc., Conifer, CO), el Trauma One™ (Lancet
Technology, Inc., Boston, MA), el Trauma!™ (Cales and Asso-ciates,
LLC, Louisville, KY), el Collector™ (Digital Innovation,
Inc., Forest Hill, MD) o el NATIONAL TRACS™ (American
College of Surgeons, Chicago, IL).
Conviene destacar, que algunos autores recomiendan, desde
nuestro punto de vista muy acertadamente, que la implementa-ción
de estos RT y del personal encargado de la recogida de la
información, se realice desde los primeros escalones sanitarios
desplegados en ZO, con el objetivo de acumular la mayor canti-dad
de información posible, y que la codificación de las lesiones
sea realizada por personal facultativo entrenado, para dismi-nuir
la variabilidad interobservador51. De hecho, en los EE.UU.
desde el año 2000 existe un proceso de certificación, reconocido
a nivel nacional, para el personal encargado de los RT, a los que
se denomina como Certified Specialist in Trauma Registry48,52.
154 Sanid. mil. 2021; 77 (3)
En el plano estratégico y operativo, y muy habitualmente en
los despliegues internacionales, las FAS actúan integradas dentro
de organizaciones supranacionales a las que España pertenece. En
este sentido, sería interesante tener en consideración los aspectos
relativos a la interoperabilidad y la capacidad de integración de
un RT militar español en otros RT como el NTR, sin duda esta
capacidad aportaría un beneficio mutuo para ambas partes.
Habría que proponer también, en el supuesto RT militar
español, que el sistema de codificación de las lesiones se basase
en las escalas AIS o ICD. Y por otra parte, para la estimación
de la gravedad de las lesiones en bajas de combate se utilizasen
las escalas Abbreviated Injury Scale 2005-Military27 y Military
Combat Injury Scale53, y en el caso de aquellas bajas “no de
combate” se utilizasen alguno de los sistemas validados como
el ISS, el New Injury Severity Score (NISS), el Revised Trauma
Score (RTS) o el Trauma and Injury Severity Score (TRISS), en
función de la disponibilidad de los datos relativos a variables
anatómicas y/o fisiológicas recogidas.
CONCLUSIONES
Los RT requieren de una importante inversión financiera y
la dedicación de todos los involucrados en su implementación y
mantenimiento. Para que sean efectivos, éstos deben ser utiliza-dos
de una manera continuada con el fin de obtener una mejor
comprensión de los mecanismos del trauma, de la fisiopatología
de las lesiones y de los resultados de la atención sanitaria. Todo
ello garantizando una alta calidad en la selección, recogida y
protección de la información.
Desde una óptica militar, los RT bien establecidos y estanda-rizados
se han demostrado como herramientas fundamentales
en la atención a la baja de combate, permitiendo además evaluar
las mejoras realizadas a lo largo de todo el sistema de apoyo
sanitario.
En definitiva, los autores de este trabajo creemos firmemente
en los beneficios que se derivarían de la creación de un RT mili-tar
español.
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