Tello-Montoliu A., et al.
fisiopatología
todavía no esclarecida, dudándose entre un origen
no cardiogénico (aumento de la permeabilidad del capilar pulmo-nar
o incluso disrupción de la membrana alveolo-capilar) o car-diogénico
(aumento principalmente retrogrado de la presión en el
postcapilar pulmonar)6,7, aunque el papel del ventrículo derecho
se está redefiniendo como participante en esta patología8. Se han
relacionado varios factores desencadenantes y predisponentes
como baja temperatura del agua, estrés, ejercicio físico intenso,
además de patologías previas del buceador9-11. Otros factores son
los relacionados con el incremento del trabajo respiratorio y el uso
de mezclas sobreoxigenadas durante el buceo4.
Desde hace más de 30 años, la Armada Española utiliza
equipos de circuito semicerrado. Estos equipos emplean mez-clas
sobreoxigenadas y reutilizan la mezcla respiratoria, lo
que favorece estancias masmás prolongadas debajo del agua.
estas características junto con su carácter amagnético lo hacen
ideal para misiones de detección, identificación y desactiva-ción
de artefactos explosivos subacuáticos. Estos equipos, se
configuran de forma distinta en función de la misión a reali-zar
y la profundidad operativa. La Armada Española incluye
dos equipos, el DC 55 y el CRABE. El DC 55 (de Duffant
Casenave, desarrollado en el año 1955) emplea mezclas
Nitrox (nitrógeno-oxígeno), y permite alcanzar una profun-didad
operativa de 55 metros, mientras que el CRABE (Com-plete
Range Autonomous Breathing Equipment, Aqualung,
Carros, France), una versión moderna del DC55 y que entró
en funcionamiento en el año 2015, estaestá diseñado para uti-lizar
tanto Nitrox como Trimix, alcanzando una máxima pro-fundidad
operativa de 80 metros. Recientemente, y a raíz de
algunos incidentes relacionados con el uso del CRABE y su
supuesta relación con la aparición de EPI, se lanzó una alerta
de seguridad sobre su uso. La consecuencia inmediata y en un
intento de prevenir la aparición de este cuadro clínico, fue una
restricción de tiempo en el fondo, lo que supone una perdi-dapérdida
importante de capacidad operativa del equipo. No
obstante, la relación entre el uso de este circuito semi-cerrado
y el EPI no es del todo clara.
124 Sanid. mil. 2021; 77 (3)
Por lo tanto y en un intento de relacionar el uso de este equipo
con la aparición de EPI, se diseñó el presente estudio para eva-luar
la seguridad de su uso en buceo a poca profundidad (hasta
10 metros) y en particular con la aparición de hallazgos clínicos
o ecográficos relacionados con la extravasación de líquido pul-monar
o cualquier forma de edema de pulmón.
MATERIAL Y MÉTODOS
Estudio prospectivo en el cual participan 14 sujetos de sexo
masculino, todos son buceadores de Medidas Contra Minas
(UBMCM), pertenecientes a la Fuerza Naval de Medidas Con-traminas,
ubicada en Cartagena. Todos ellos con más de 10 años
de experiencia en buceo militar, teniendo una estancia media en
esta unidad de 4 años, participando activamente en misiones de
caza de minas en aguas poco profundas (hasta 25 metros de pro-fundidad)
y en el uso de equipos de sistema semi-cerrado. En
particular, esta Unidad tiene un tiempo medio de uso del sistema
CRABE de 3 años, sin presentar accidentes previos de buceo ni
particularmente relacionados con este equipo.
Se programó un esquema de inmersiones, todas a una
profundidad objetivo de 10m, siendo un protocolo creciente
de tiempos de fondo (Tabla 1). En resumen, se comenzó con
inmersiones a la profundidad marcada de 30 minutos de
tiempo en el fondo, incrementando progresivamente hasta 120
minutos. Durante esas inmersiones, se cubrió una distancia
suficiente para mantener al buzo nadando (nivel de esfuerzo:
ligero), durante todo el tiempo. Se empleoempleó el equipo
CRABE con mezcla de gases Nitrox 60% (60% oxígeno y 40%
nitrógeno). La temperatura media del agua durante la prueba
fue de 23ºC. La protección térmica fue la habitual para esta
actividad; traje húmedo de 5 mm. (Figura 1). Antes de la inclu-sión
de los sujetos en el estudio, se llevó a cabo una anamnesis
y exploración física exhaustiva con toma de constates y elec-trocardiograma
de cada uno de ellos, para descartar patologías
previas (Figura 2).
Figura 1. Inicio de inmersión en la fase de 120 minutos de fondo.