Historia y Patrimonio
HISTORIA
Mientras tanto los franceses, bajo el mando del general Charles Oudinot, con una fuerza de ocho
a diez mil hombres y que habían desembarcado en Civitavecchia, pusieron sitio a Roma. Tras un primer
intento, y ya reforzados, entraron en la ciudad a viva fuerza. Sorprendentemente, por presiones
internacionales, el ejército galo no desarmó a las huestes de Garibaldi ni a sus voluntarios, lo que
dio lugar a que Garibaldi se retirara libremente de Roma con catorce o quince mil hombres, acampando
a unos 15 km de la ciudad. Desde allí, proclamó que se disponía a aplastar a los españoles.
Los escuadrones del Lusitania y las demás unidades españolas, con unos efectivos totales que
eran menos de un tercio de las tropas enemigas, en lugar de fortificarse avanzaron al encuentro de
los revolucionarios alcanzando la localidad de Piperno. Los garibaldinos, viéndolos venir, decidieron
marchar a Terni y fueron perseguidos por la división española, pero se hacía necesario que
nuestras tropas hubieran de atravesar la cordillera de los Montes Sabinos antes de enfrentarse al
nutrido enemigo.
La empresa iba a constituir una proeza al tener que cruzar el macizo montañoso infantes, jinetes,
artillería y sus mulos, lo cual significaba un sacrificado esfuerzo y entrañaba un alto riesgo, pues
la zona era inhóspita e inexplorada y tampoco contaba con postas, refugios, ni posibilidades de
suministro. El trazado era pésimo, con agotadoras marchas de 25 a 30 km por terrenos de montaña.
Enrola, Rieti, el desfiladero de Tagliacozzo y Terni fueron los sucesivos hitos del duro camino
que llevaba hasta el poblado de Narni, donde el ejército antipapista había continuado su huida. Pero
Garibaldi, enterado de la aproximación española, escapó con su hueste eludiendo el enfrentamiento.
El 12 de abril de 1850 el pontífice Pío IX entraba en Roma triunfante y el resultado obtenido
por el Cuerpo expedicionario español fue el esperado. La campaña, realizada en clara inferioridad
numérica, realizó una maniobra que obligó a que el enemigo se disolviese. En todo momento se
aplicó la doctrina militar de entonces, que no prescribía la destrucción del enemigo, sino tan solo
neutralizarlo y hacerlo ineficaz por medio de la estrategia y la táctica.
Acto de nombramiento de Cofrade Colectivo de Honor en la catedral de Valencia (Fuente: RC Lusitania 8)
Memorial de Caballería, n.º 89 - Junio 2020 101