Historia y Patrimonio
HISTORIA
El general napolitano Nunciante, todavía impresionado por el plan español, llegó a proponer al
Consejo de Embajadores en nombre de su país, que la División española se quedara guarneciendo
indefinidamente Roma y los Estados Pontificios. Garibaldi huyó a América y los revolucionarios
internacionales abandonaron la península italiana.
Los jinetes del Lusitania participaron en la operación de desarme de la Guardia Cívica, de cuya
lealtad desconfiaban los mandos pontificios. Tras haber prestado varios servicios, el Regimiento
regresó a España con el resto de la expedición.
MEDALLA DE LA RESTAURACIÓN DEL SOLIO PONTIFICIO (ESCUDO DE ARMAS
DE LA UNIDAD)
Se creó en oro, plata y bronce para condecorar a los Ejércitos de España, Francia, Austria y Nápoles
que posibilitaron el regreso a Roma de S.S. Pio IX. Es circular y en el anverso lleva las armas
de la Iglesia y la cita «Sedes Apostólica Romana», mientras que en el reverso se lee «Pius IX pont.
Max Romae restitutus catholicis armis collatis An. MDCCCXLIX». (Pio IX Sumo Pontífice, restituido
en Roma por los ejércitos católicos aliados. Año 1849). Concedida por SEGENEME /SAI (2020) al
escudo de Armas del RC «Lusitania» 8
LA CABALLERÍA A LO LARGO DE LA HISTORIA. ¿EVOLUCIÓN, INVOLUCIÓN O REVOLUCIÓN?
102 Memorial de Caballería, n.º 89 - Junio 2020
Javier Aldea Álvarez de Lara capitán de Caballería
El artículo habla sobre la evolución de la caballería a lo largo de la historia, centrándose en
las constantes adaptaciones que se han tenido que llevar a cabo para intentar ser el Arma decisiva
en la batalla. No se centra en la caballería española, sino que trata de tener una visión más
global. Se intenta hacer pensar al lector del acierto o desacierto de las decisiones tomadas en
cada momento.
EL ESPÍRITU DE LA CABALLERÍA
Lejos de lo que se pueda pensar, el nacimiento de la caballería no tiene tanta relación con el momento
en el que el hombre decidió comenzar a utilizar el caballo o el carro como medio de hacer la
guerra; sino más bien con aquella batalla en la que el mando se percató de la necesidad de disponer
de unidades que le asegurasen libertad de acción y que convirtiesen la victoria en decisiva. Esas
fuerzas, veloces por excelencia y aptas para el combate ofensivo, junto con su «firme resolución de
llegar al enemigo y dominarlo por una brillante ostentación de energía» vieron nacer el Arma de
Caballería y el «espíritu jinete» que caracteriza a sus soldados.
Por todo lo anterior, en lugar de remontarnos al ejército sumerio en el 3.000 a.C. o a abril de
1295 a.C. y la mil veces nombrada batalla de Kadesh, nos iremos a Oriente Medio y Europa oriental
con la caballería asiria, la caballería persa y, principalmente, la caballería macedónica al mando
de Filipo y Alejandro Magno. La batalla de Gaugamela (331 a.C.) es el máximo exponente de la
caballería como arma de la seguridad, del contacto y del aprovechamiento del éxito. Primero con el
reconocimiento exhaustivo del terreno, luego con el ataque decisivo de Alejandro, que provocó la
huida de Darío y su posterior persecución, y finalmente con el refuerzo vital a las fuerzas de Parmenio
por parte de los Hetairoi que estaban a punto de sucumbir.
A partir del siglo IV a.C. surgieron los romanos, un pueblo de origen indoeuropeo que se convirtió
en la potencia dominante en el Mediterráneo. El modelo militar romano se basó en las legiones
formadas por infantería, relegando a la caballería a un papel completamente secundario.