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EMILIO VILLEGAS BUENO: FUNDADOR
DE LA BANDERA CRISTO DE LEPANTO
Teniente José Ramón Lamolda Velasco
1ª Cía. / IV Bandera
Su legado militar se ve refrendado por ser el fundador de la Bandera IV «Cristo de Lepanto», como comandante de infantería,
un 1 de octubre de 1921 en Dar-Riffi en.
Natural de Pimiango en Ribadedeva (Asturias), nació un 22 de diciembre de 1882. Con apenas 16 años, ingresaría en
la Academia de Infantería de Toledo, obtenido el despacho de teniente, se desplazaría hasta África siendo destinado a la
Policía Indígena, algo que prolongaría durante su periplo como capitán, contribuyendo en la Campaña de Marruecos, lo
que le vislumbraría una próspera trayectoria militar.
Durante su mandato legionario, su primera y excelsa actuación vendría con la liberación y la defensa de la posición de
Monte Magán, sirviendo como bautismo de fuego de su reciente bandera, con menos de un mes de vida. Entre otras
gestas destacan la conquista de la peña de Magot y del Raisuni en el poblado de Tazarut.
Ascendido por méritos en campaña a teniente coronel en 1923, fue destinado al Regimiento del Rey en Madrid. Sin
embargo, su andadura peninsular sería breve, pues de inmediato solicitó su regreso al Protectorado de España en Marruecos,
siendo Jefe del Batallón de Cazadores de Segorbe nº 18, donde participó en las operaciones sobre el Gorgues,
en el repliegue de Xauen, así como en el de Zoco a Taranes.
Encontraría gloriosa muerte el día 10 de diciembre de 1924 durante una misión de reconocimiento sobre la posición marroquí
de Ramla en la que se encontraban todos los jefes de cuerpo a las órdenes del general Castro Girona.
Considerado como uno de los jefes más extraordinarios del Ejército de África, se caracterizaba por su simpatía y efusión,
trasmitiendo entre sus subordinados un sentimiento de alegría, confi anza y optimismo generalizado.
Voluntario para todo sacrifi cio, se aventuraba a vanguardia de sus unidades, en primera línea de fuego, llegando incluso
a cortarle su habitual puro en boca de un balazo, limitándose a esgrimir: «¡Mecachis! Me han dejado sin fumar porque no
tengo otro».
Condecorado con las cruces de María Cristina, Rojas pensionadas y la Placa de 1ª Clase del Mérito Militar, también se
le otorgaron medallas de la Campaña de Casablanca y de Marruecos, así como otras por merecidos méritos de guerra.
A título póstumo, y al transcurrir el paso de los años, su pueblo natal decidiría rendir tributo a su memoria dedicándole un
busto en su memoria así como la imposición de su nombre a una de sus calles de la localidad que le vió nacer.
Comandante Emilio Villegas Bueno, ¡PRESENTE!
52 551 · II-2020 La Legión