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COMANDANTE VICENTE ROMERO RAMOS
...DE JURAMENTO ENTRE CADA DOS HOMBRES...
Comandante en la reserva Pedro Ruiz González
El lunes 25 de mayo, falleció en la ciudad de Puerto del Rosario
(Fuerteventura), nuestro comandante Vicente Romero
Ramos.
Nuestro querido compañero ingresó en las FFAA el 1 de julio
de 1965, a los 16 años. Ascendió pronto a cabo, y en octubre
del 66 lo hizo a cabo primero, licenciándose en julio de 1970 en
el Regimiento Toledo 35 Defensa Contra Carro ubicado en su
Zamora natal. Un mes más tarde, ingresó como voluntario en
el Tercio Don Juan de Austria 3º de La Legión en Sidi Buya (El
Aaiun), ascendiendo a cabo en abril de 1971, y a cabo primero
en junio de 1974. Permaneció con su unidad, el Escuadrón de
Plana Mayor del I Grupo Ligero de Caballería, hasta la evacuación
del Sáhara (Operación Golondrina) con la que se trasladó
a Fuerteventura.
El 19 de febrero de 1979 asciendió a sargento. En julio de ese
mismo año fue destinado al Tercio Duque de Alba 2º de La Legión
donde continuó participando como subofi cial de la patrulla
de tiro. En julio de 1981 vuelve al Tercio 3º en el que asciende,
en septiembre de 1985, a brigada. En el año 1988 alcanzó el
empleo de teniente, siendo destinado posteriormente al Tercio
Gran Capitán 1º de La Legión. Asciendió a capitán en mayo de
1992 y regresando de nuevo al Tercio 3º en diciembre, siendo
destinado al mando de la 4ª Compañía de la VII Bandera. En
1996 se trasladó con su unidad a la base de Viator (Almería),
hasta su pase a la reserva, ascendiendo a comandante con 55
años de edad y estando en posesión de la Medalla del Sáhara
en zona de combate.
El comandante Romero fue un auténtico militar, buscando
siempre estar en las unidades de vanguardia. Además, en su
trayectoria legionaria tuvo destinos en la V Bandera, en el empleo
de sargento, en la II Bandera, en el empleo de teniente, y
fi nalmente en la VII Bandera en el empleo de capitán. Nuestro
comandante, como buen legionario, nunca buscó destinos cómodos,
siendo, además, un gran patrullero durante 12 años en
los Tercios 2º y 3º.
Mi comandante, cumpliste el Credo Legionario en toda su extensión,
siendo querido por tus mandos y admirado por tus
subordinados, y todos aquellos compañeros y amigos, que
hemos tenido la suerte de compartir contigo, unidad, cursos,
maniobras, etc., nunca te olvidaremos porque siempre fuiste un gran ejemplo para todos los que estuvimos a tu lado. Tu marcha
nos causa una gran tristeza porque se nos va un gran amigo y compañero. Nos queda el consuelo y la satisfacción de
que estarás al lado de los grandes militares en las Legiones Celestes junto a nuestro fundador Millán Astray y todos nuestros
muertos, en combate o en acto de servicio: Valenzuela, Tiede Zeden, Angulo, Suceso Terrero, Fabrique, Maderal Oleaga,
Carazo... Y todos los que fuimos tus subordinados, te recordaremos con orgullo de haber estado a tus órdenes hasta el fi nal
de nuestros días.
Comandante Vicente Romero Ramos, la vida en la tierra es un paso, el amor un espejismo, pero la amistad es un «hilo de
oro» que solo se rompe con la muerte. ¿Sabes? La infancia pasa, la juventud le sigue, la vejez la reemplaza, la muerte la
recoge. La más bella fl or del mundo pierde su belleza, pero una amistad fi el dura una eternidad. Vivir sin amigos es morir sin
dejar recuerdos.
Que me corten las dos manos, si te dejo en la pelea. Mientras la vida me sobre tú tienes derecho a ella. La amistad tiene el
secreto, de la lucha cada día, del abrazo y la alegría en el mismo parapeto. Dos hombres tienen sujeto como un compromiso
en fl or, nudo de muerte y dolor, que se aprieta en la pelea, deja la amistad que sea un juramento de honor.
Fue primero el amor que el mandamiento, y primero el abrazo que el amigo, antes fue la verdad luego el testigo, primero la
amistad y después el juramento.
La amistad pone un lazo de sentimiento, como un nudo apretado en haz de trigo, es ley del nosotros y el contigo, la soledad
vencida en un momento. Vamos juntos cantando a la pelea, vamos juntos luchando a la victoria, vamos juntos venciendo por
la historia, siempre juntos los dos, hasta la muerte, y abrazándola que Dios sea quien le ponga razón a nuestra suerte.
551 · II-2020 73 La Legión