REVISTA EJÉRCITO
N.º 963 EXTRAORDINARIO JUNIO
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Su padre era un notable «pensionado
» por el Gobierno y líder del partido
españolista de Alhucemas, que trabajaba
para los intereses españoles.
Insistía constantemente en la necesidad
de un desembarco en la bahía de
Alhucemas para dominar la cabila de
Beni Urriaguel. Hubo planes de desembarco
en 1911, 1913 y 1916, en los
que los Abd el Krim debían colaborar
para garantizar el éxito, pero nunca se
llevaron a cabo. Esta cooperación les
originaba enormes perjuicios, hasta el
punto de que en varias ocasiones les
fueron quemadas sus propiedades.
Otro intento frustrado de desembarco
en 1918 provocó el definitivo alejamiento
de la familia, hartos de la pasividad
española y de la violencia de
sus vecinos rivales.
En 1919, por temor a las represalias
francesas, Abd el Krim solicitó
permiso para ir a su tierra natal y ya
nunca regresó. Cuando las tropas de
Silvestre se acercaron a su cabila vio
amenazados sus intereses mineros
y no dudó en enfrentarse a los españoles.
OPERACIONES HASTA LA
OCUPACIÓN DE ANNUAL
Finalizada la Primera Guerra Mundial
el Gobierno español se ve en la tesitura
de tener que reiniciar las operaciones,
algo que resulta muy impopular
para la opinión pública del
momento. Pero la presión de Francia
y las obligaciones adquiridas por los
tratados no le dejan otra opción. Sin
embargo, adoptará una solución de
compromiso basada en una «intervención
civil» en la que se priorice
la acción política sobre la militar. De
esta forma, el modelo de penetración
se vería muy condicionado por las directrices
políticas.
En definitiva, este modelo consistía
en convencer previamente a los
notables de las cabilas para que se
mantuvieran fieles a España, siempre
a cambio de elevadas sumas de
dinero. Era entonces cuando se iniciaba
la penetración, con las unidades
de Policía Indígena a la cabeza,
Mohamed Abd el Krim y su padre
estableciendo posiciones en lugares
elegidos por las cabilas, sin tener en
cuenta las exigencias militares.
Tras el fallecimiento de Gómez Jordana
en noviembre de 1918, se hace
cargo de la Alta Comisaría el general
Berenguer, que pone en marcha un
nuevo plan de operaciones. El plan
se inicia en septiembre de 1919 con
la pacificación de la zona occidental
frente a las harcas de el Raisuni, que
sufren una severa derrota. En esta
zona es donde se ejerce el esfuerzo
principal.
En la zona oriental el plan consiste en
la ocupación de Tafersit para someter
posteriormente a toda la cabila de
Beni Said; un proyecto que deberá
poner en marcha el general Silvestre,
nuevo comandante general de
Melilla.
La fase final del planeamiento diseñado
por Berenguer consistía en la
ocupación de la cabila de Beni Urriaguel
mediante una acción combinada
de las dos comandancias generales.
Esto demuestra que Silvestre
no actúa por iniciativa propia cuando
intenta dirigirse hacia el oeste,
sino que la maniobra forma parte de
un esquema planificado previamente
y que contaba con la autorización
del Gobierno.