REVISTA EJÉRCITO
N.º 963 EXTRAORDINARIO JUNIO
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inmediatamente para dirigirse al
Fondak de Ain Yedida, lo que hizo a
las 04:00 de la mañana de ese 22 de
julio, y llegó a su destino a las 11 de
la noche. Tras un breve descanso, la
I Bandera reanudó la marcha a las
03:15 del día 23 para llegar a Tetuán
a mediodía. La I Bandera había recorrido
100 kilómetros en poco más
de 24 horas, cumpliendo fielmente el
espíritu de marcha del credo legionario,
«jamás un legionario dirá que
está cansado hasta caer reventado,
será el cuerpo más veloz y resistente
» (en recuerdo de esta marcha se
celebra la competición de los 101 kilómetros
en Ronda).
En Tetuán ya se encontraba esperándoles
la II Bandera, al mando del
comandante Fontanés, para, desde
allí, dirigirse reunidas a Ceuta para
embarcar rumbo a Melilla la misma
tarde del día 23 a bordo del buque
Ciudad de Cádiz, con el general
Sanjurjo y el teniente coronel Millán
Astray. Por su parte, los dos tabores
de Regulares de Ceuta, al mando de
González Tablas, ya navegaban hacia
Melilla a bordo del vapor Escolano.
Estas fuerzas llegaron a Melilla en la
mañana del día 24 de julio.
La llegada de La Legión a Melilla despertó
una gran expectación. No en
vano no hacía un año que habían sido
creadas, apenas hacía un mes que habían
tenido su primer combate propiamente
dicho, como se ha mencionado
con anterioridad, y, además, eran
desconocidas en la zona oriental del
protectorado. Por todo ello tenían ya
una fama que despertaba hacia ellas
admiración y confianza. El puerto de
Melilla se encontraba abarrotado de
gente y el teniente coronel Millán Astray
dirigió su famosa arenga: «Melillenses,
os saludamos. Es La Legión
que viene a salvaros, nada temáis,
nuestras vidas os lo garantizan. Manda
la expedición el más bravo y heroico
general del Ejército español, el general
Sanjurjo. Vienen detrás de nosotros
los Regulares con el laureado teniente
coronel González Tablas y artillería de
montaña, ingenieros y fuerzas de intendencia.
Melillenses, los legionarios
y todos venimos dispuestos a morir
por vosotros. Ya no hay peligro. Viva
España, viva el rey, viva Melilla».
Además de estas acciones ordenadas
por el alto comisario a las
unidades de la zona occidental del
protectorado, la situación era tan
desesperada y la capacidad de las
unidades restantes de la Comandancia
General prácticamente inexistente,
tal y como le contó el general
Berenguer al ministro de la Guerra,
vizconde de Eza, a su llegada a la ciudad
la noche del día 23, que se hizo
necesario el envío a Melilla de unidades
de refuerzo desde la península.
Así, a las 8 de la mañana del día 24
llegó a Melilla el primer batallón del
Regimiento de La Corona n.º 71 de
Almería, a bordo del Isla de Menorca,
al mando del teniente coronel Barrera
Baus, la primera unidad en reforzar
a la Comandancia General. Sin embargo,
su presencia no logró tranquilizar
a los habitantes de Melilla, que
veían llegar a las familias huidas de
Nador, Segangan y Zeluán, así como
al personal replegado de las posiciones
que habían caído, los cuales
señalaban la presencia del enemigo
a las mismas puertas de la ciudad.
Ese mismo día también llegaron a la
ciudad un batallón del Regimiento
Granada n.º 4 de Sevilla, en el buque
Marqués de Campos, un batallón del
Regimiento Borbón n.º 17 de Málaga,
en el Vicente la Roda, y, finalmente,
un batallón del Regimiento Extremadura
n.º 15 de Algeciras, a bordo
del buque Hespérides.
LLEGADA DE MÁS UNIDADES
EXPEDICIONARIAS
PENINSULARES
Al día siguiente, 25 de julio, desembarcaron
en Melilla, procedentes de
la península, batallones de los Regimientos
Sevilla n.º 33 de Cartagena,
este de ametralladoras, a bordo del
Roger de Flor, del Regimiento Castilla
n.º 16, en el Atlante, y del Regimiento
España n.º 46 de Lorca, en el Vicente
Puchol. También, desde Ceuta, llegaron
una batería de montaña, ingenieros,
camiones y 200 caballos/mulos
en el vapor Cirilo Amorós. En los días
siguientes continuaron afluyendo
fuerzas a la ciudad de Melilla, como
los batallones de los Regimientos La
Reina n.º 2, Otumba n.º 49, Tetuán
n.º 45, Gravelinas n.º 41, Segovia
n.º 75, Toledo n.º 35 y Burgos n.º 36.
En resumen, al final del mes de julio
se encontraban presentes en la plaza
15 batallones de infantería, dos
banderas del Tercio de Extranjeros,
dos tabores de Regulares, los Regimientos
de caballería Húsares de la
Princesa y Pavía, cinco grupos de
artillería y el parque móvil de Ceuta,
el grupo de ingenieros y zapadores,
también de Ceuta, un batallón de la
misma especialidad, dos compañías
de telégrafos, cuatro ambulancias
y tres compañías de intendencia.
En total, 504 jefes y oficiales y
13 622 clases y tropas.
Además de las unidades, también
llegaron en esos días los jefes. El día
31 de julio se incorporaron el nuevo
comandante general, José Cavalcanti
de Alburquerque, el héroe de Taxdirt
en 1909, y los generales de brigada,
destinados a las órdenes del alto comisario,
para el mando de las columnas
que se organizaron para las operaciones:
Francisco Neila Ciria, Miguel
Cabanellas Ferrer, Miguel Fresneda
Mengíbar y el propio hermano del alto
comisario, Federico Berenguer Fusté.
Durante el mes de agosto siguieron
llegando lentamente las unidades de
refuerzo de la península, así como el
material y ganado necesarios. Diez
batallones de infantería, de los Regimientos
Zaragoza n.º 12, Almansa
n.º 18, Vergara n.º 54, Princesa
n.º 4, Gerona n.º 22, Inmemorial del
rey n.º 1, Navarra n.º 25, Guipúzcoa
n.º 53, San Marcial n.º 44 y Andalucía
n.º 52; tres nuevos regimientos de caballería,
Lusitania, Farnesio y Treviño;
seis grupos de artillería adicionales,
del II Ligero, del 1.º de Montaña, del
Regimiento de Artillería de Posición,
del 2.º Regimiento Pesado, del 9.º
Regimiento Ligero, del Regimiento
de Artillería a caballo y Parque Móvil
del 15.ª Ligero. Se incorporaron, asimismo,
una compañía de alumbrado,
dos compañías del 3er Regimiento
de Zapadores, tres compañías