Tropas de refuerzo en las inmediaciones de la ciudad
Abd el Kader, fiel a España, desplegaron
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en la zona de Zoco el Had de
Beni Sicar para impedir la rebelión
de ciertos sectores de la cabila del
propio Abd el Kader. Se procuraba
asegurar así los dos extremos de
la línea defensiva de Melilla. El día
25 de julio, con las primeras tropas
de refuerzo desembarcadas el día
anterior, el general Berenguer se
propuso consolidar un perímetro
defensivo de seguridad alrededor
de Melilla. El general Sanjurjo (Tercio,
Regulares, batallones de los Regimientos
Borbón y Extremadura,
junto a ingenieros y otros elementos
auxiliares) estableció una serie
de posiciones en la falda del monte
Gurugú desde Sidi Musa y 2.ª Caseta
del Ferrocarril, pasando por
Ait-Aixa y Taguilmanin, que cerraba
con Sidi Guariach. Se trataba de
garantizar el dominio de la carretera
de Nador (al finalizar la jornada, regulares
y legionarios entraron desfilando
juntos en Melilla, eliminando
el recelo de los habitantes de Melilla
hacia la lealtad de los regulares, tras
la deserción reciente de la mayoría
de las tropas indígenas).
Por otra parte, el coronel Riquelme,
anteriormente jefe del Regimiento
Ceriñola y recientemente nombrado
jefe de las tropas de Policía Indígena
de la Comandancia General (batallón
del Regimiento Granada, una
compañía del Ceriñola, una sección
del Regimiento de Caballería Alcántara
y otra del Pavía, junto a una batería
montada de Ceuta), ocupó las
antiguas posiciones desmanteladas
de Hiddum, Ixmoar, Zoco el Had de
Beni Sicar y los puestos avanzados
de Tizza y Casabona para cerrar la
península de Tres Forcas y con ello
proporcionar seguridad a los indígenas
que permanecieron fieles a España.
Estas acciones iniciales dieron
una gran tranquilidad a la población
melillense.
El día siguiente, 26 de julio, las tropas
de Sanjurjo ocuparon Sidi Hamed el
Hach y el Atalayón, posiciones que
constituían la línea más avanzada de
la defensa de Melilla, intentando socorrer
Nador, operación que no tuvo
éxito ante la presión enemiga.
Una vez establecido este perímetro
exterior, a partir del día 27 y hasta
el 31 de julio, se constituyeron dos
líneas defensivas más. Una intermedia,
guarnecida por unidades de
infantería y piezas de artillería constituidas
sobre los fuertes que protegían
el llamado campo exterior de
Melilla, y una más próxima, basada
en diferentes posiciones eventuales
distribuidas desde el barrio del Hipódromo
hasta el barrio del Polígono
(así llamado por encontrarse allí
el campo de tiro de la ciudad). Esta
línea, en caso de ser necesario, se
ocuparía con las unidades de la columna
de reserva al mando del general
Fresneda.
LA DIFÍCIL ELECCIÓN DEL
GENERAL BERENGUER:
DEFENSA DE MELILLA
O SOCORRER LAS
POSICIONES ASEDIADAS
Sin embargo, el general Berenguer
consideraba que todavía no se encontraba
completamente asegurada Melilla
y estimó muy arriesgado realizar
avances profundos hacia el interior,
ya que las noticias que llegaban desde
los diversos frentes eran completamente
desalentadoras debido a que el
levantamiento rebelde estaba siendo
generalizado. De la imposibilidad de
auxiliar Zeluán y Monte Arruit con las
unidades disponibles informó al ministro
de la Guerra, vizconde de Eza, el
31 de julio. En sus palabras, debido al
número de unidades disponibles, así
como por su grado de adiestramiento,
«no se trataba de reforzar un ejército
con elementos nuevos sino de crear
un ejército nuevo para combatir».