MV. Las razones de un fracaso

HISTORIA MILITAR DE LA GUERRA CIVIL EN MADRID - FUENTES PRIMARIAS -

MV. Las razones de un fracaso No hay una sola razón. Hay múltiples causas que coinciden en hacer inviable el plan de protección establecido. Los fallos gubernamentales en la Organización de la Defensa Pasiva. La gestión de la Defensa Pasiva y de la construcción de los Refugios subterráneos cambió, demasiadas veces, de manos, especialmente en el año 1937. Era un problema político, posiblemente para dar mensajes a la población de que se actuaba para protegerla y mantener su moral. Siempre fueron militares los que controlaron las obras, pero no es el ejército, como institución, quien se responsabiliza de las obras. En una situación de guerra la gestión directa del ejército hubiera dado mejores resultados. Los fallos en la Planificación de las Obras. Se observa una gran dispersión de esfuerzos constructivos, cuando se cuenta con medios muy limitados. Hay muchos tajos de obra abiertos simultáneamente lo que perjudica a la productividad, al coste y al tiempo. La ejecución debería haberse planificado para mantener pocas obras en construcción al mismo tiempo, concentrando en ellas personal, materiales y disponibilidades financieras. Al acabar un refugio debería iniciarse otro. Con la planificación seguida, se llega a la situación de 1939 en la que hay más obras en construcción que terminadas. Es posible también que el voluntarismo y la necesidad de mantener la moral de la población llevaran a iniciar muchas obras a la vez para lanzar el mensaje de que se estaba actuando con rapidez y vigor, cuando era todo lo contrario. Los problemas de ejecución. El programa falló por las enormes dificultades de ejecución que se encontraron, como pone de manifiesto el Informe del año 1938 sobre Refugios. Era un gran programa de construcción civil pero en una situación anormal. Posiblemente se pecó de optimismo. La principal causa de retraso del programa fue la permanente desviación de todo tipo de recursos provocada por la guerra. El frente era una realidad dura y diaria que absorbía los hombres, los materiales y los recursos monetarios. La más grave dificultad constructiva fue disponer de personal obrero. Como las obras se hicieron aplicando técnicas manuales era necesario encontrar encargados (jefes de obra) y obreros especialistas (mineros y albañiles), muy escasos, para muchas obras abiertas a la vez. Las plantillas se veían reducidas constantemente por las nuevas y sucesivas movilizaciones de personal civil que la guerra exigía. Los equipos de obra quedaban en cuadro y no se encontraba nuevo personal para sustituir a las bajas producidas. Permanecían los más viejos o los que tenían graves limitaciones físicas (menores rendimientos). Algunos se marchaban de forma voluntaria de las obras de la Defensa Pasiva porque las condiciones económicas eran mejores trabajando para el ejército (suministro de tabaco). La disciplina no existía y el rendimiento era inferior al previsto en los proyectos. El suministro de Materiales. Las necesidades de las obras en los frentes absorbían los pocos materiales disponibles, generando escasez y aumentando los precios. Lo peor era que los tajos de obra quedaban parados por falta de materiales. Y cuando se disponía de ladrillos no había cemento o a la inversa. La productividad se hundió. Una gran parte del cemento procedía de Valencia (Buñol), encareciendo el transporte sus precios. FUENTES PRIMARIAS No está permitida la reproducción total o parcial de este documento por ningún medio, sin el permiso previo y por escrito de los titulares del Copyright 3565


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