centenario de la Virgen de Loreto como patrona de la aviación 439
un gran hecho milagroso. La casa
de la Virgen María fue transportada
por los ángeles, llevada hasta las
costas del mar Adriático y asentada
en la cima del monte Raunizza,
entre Terzatto y Fiume, en el valle
de Dolazt, situada en la antigua
Dalmacia, hoy Croacia.
En esos terrenos no había
habido hasta esa fecha más que
una vegetación silvestre, por lo que
al divulgarse por unos leñadores
la aparición de esa «casita» sin
cimientos, la población de la
comarca comenzó a calificar lo
acaecido como algo milagroso.
Precisamente ese mismo día el
sacerdote Alejandro, párroco de
la iglesia de San Jorge de Terzatto,
que se encontraba gravemente
enfermo de una antigua dolencia,
tuvo en sueños la aparición de
la Virgen María, quien le hizo
saber que aquella casita era su
casa, donde ella nació, creció y el
arcángel san Gabriel le anunció que
concebiría al Creador. Allí vivió la
Sagrada Familia; por tanto, la casa
es sagrada en virtud de quienes
habitaron en ella. El sacerdote,
que había estado enfermo
durante mucho tiempo y que sanó
inmediatamente, dio la noticia de la
milagrosa curación, que se extendió
por todo el pueblo.
Informado de los hechos el
conde Nicolás Fragipani, señor
de las tierras donde había
aparecido la Santa Casa, dispuso
que una comisión integrada por
representantes de la comarca
distinguidos por su ciencia y
nacimiento, más otros designados
por el Vaticano y el propio párroco
de Terzatto, viajasen a Nazaret
para comprobar si efectivamente
la Santa Casa no se encontraba
allí. En Tierra Santa pudieron
comprobar que de la casa de la
Virgen solamente quedaban sus
cimientos en la cripta de las ruinas
de la basílica construida por santa
Elena y cuyas medidas coincidían
exactamente con las de la casita
aparecida en Terzatto. Al mismo
tiempo pudieron comprobar que
la fecha de su desaparición de
Palestina era la misma que la de su
aparición en las costas de Dalmacia.
Pero tres años y siete meses más
tarde, en la noche del 9 al 10 de
diciembre de 1294, la Santa Casa
volaría de nuevo en las manos de
los ángeles. En esta ocasión, desde
la costa dálmata a las italianas, a
Las Marcas italiana de Ancona,
atravesando el mar Adriático para
aterrizar a dos leguas de Recanati,
entre el monte Orso y el río
Musone, muy cerca de un bosque
poblado de laureles propiedad de
una señora llamada Loreta. El vuelo
fue visto por unos pastores, quienes
afirmaron que la Virgen, con el niño
en brazos, viajaba sentada sobre el
tejado de una nueva casa.
Esa fecha, la del 10 de diciembre,
ha quedado en el calendario
litúrgico como festividad de la
Virgen de Loreto. Quizás, bien
la abundancia de los laureles
o el nombre de la propietaria
dieran origen al nombre de la
advocación. Los primeros en
observar un vivo resplandor que
salía del bosque fue un grupo
de pastores que al aproximarse
descubrieron que era una pequeña
casita sin cimientos, muy antigua
y extraña a la arquitectura de la
zona. Rápidamente, la
noticia se extendió por
toda el área próxima y,
paralelamente, la Virgen
María se apareció al
que más tarde sería san
Nicolás de Tolentino y
al ermitaño fray Pablo
de la Selva, quienes
testificaron que la casa
debía ser la misma de
Nazaret, razón por la
cual el Consejo de la
comarca acordó enviar
una doble comisión
a Nazaret y a Tersazt,
revista de aeronáutica y astronáutica / junio 2020
que a su regreso testificaron la
autenticidad de la casita e imagen
de la Virgen después de comprobar
que las mediciones y planos que
llevaban eran idénticos a los
cimientos y señales de ambos
lugares.
Este nuevo emplazamiento de la
casa de la Virgen originaría que una
multitud de peregrinos y caravanas
de toda Europa se desplazasen a
contemplar los prodigios y milagros
que se atribuían al lugar y que
llevaran ofrendas, muchas de ellas
valiosas, lo que dio motivo a la
aparición de robos y asaltos por
toda clase de bandoleros, y que
originaría una nueva misteriosa
mudanza de la casa hasta una colina
no muy lejana, dentro de las tierras
de dos hermanos residentes en la
localidad de Renacati, llamados
Esteban y Simón Reinaldi. Pero
estos, cegados por la avaricia,
debido a las grandes limosnas que
se ofrecían, suscitaron un grave
y sonoro pleito, y el asunto llegó
hasta la Santa Sede. Antes de que el
papa emitiese su fallo, los ángeles
llevarían la casa de la Virgen por
tercera vez por los aires hasta su
definitivo y actual emplazamiento,
un lugar próximo, abierto a todos
los caminos, como centro donde
ellos habrían de converger. Ese es
el lugar que viene ocupando desde
hace ya unos 700 años.