Participación del SEADA en la Operación Balmis
revista de aeronáutica y astronáutica / junio 2020
noticias 453
La publicación doctrinal conjunta PDC 3.14 sobre
Protección de la Fuerza engloba en esta función
«aquellas actividades que tienen como objeto minimizar
la vulnerabilidad del personal, equipo, material,
instalaciones, información, operaciones y actividades de
la Fuerza y de los elementos no militares que apoyan,
acompañan o están bajo responsabilidad de la Fuerza,
frente a las acciones adversarias, propias, y frente a los
riesgos sanitarios, naturales, tecnológicos y accidentes.
Su finalidad es preservar la libertad de acción del
Comandante y garantizar la operatividad de la Fuerza».
En este contexto de autoprotección se elaboró el
Plan de Contingencia del SEADA, que salvaguardaba,
de acuerdo a los niveles de amenaza establecidos por
el JEMA, al personal crítico para atender la Operación
Balmis.
La misión consistía en proporcionar una
compañía de policía militar para realizar tareas de
«reconocimiento y presencia militar» en coordinación
con las FCSE (CNP y GC) y FCS (policía local) en 27
localidades asignadas de la provincia de Sevilla.
La sensibilidad del cometido, el esfuerzo requerido
y la necesidad de que fuera sostenible en el tiempo
aconsejaba afrontarlo con un número adecuado de
hombres y mujeres, que previamente habían sido
capacitados por su Plan de Adiestramiento Básico
(PAB) para esta tarea y equipados al efecto.
Arrancaba así, el 19 de marzo, la Operación Balmis
para el SEADA con un pool inicial de 50 hombres y
mujeres, que se fue adaptando a las necesidades sin
incrementar el esfuerzo comprometido, permitiendo
la rotación segura de 70 hombres y mujeres de la
unidad, lo que ha supuesto la participación de más
del 60 % de la plantilla sin sufrir bajas relacionadas
con contagios. Se ha trabajado codo con codo con
las FCSE y FCS, se ha comprobado la profesionalidad
de este personal y el civismo ejemplar de la inmensa
mayoría de la población, de quienes se han recibido
continuas muestras de cariño y reconocimiento a la
labor realizada.
Al personal, al material policial, a los vehículos y al
imprescindible EPI se sumaba un adecuado C2 que
permitía la permanente actualización de los cometidos
y responsabilidades conforme evolucionaba la misión.
Pero sobre todo se sumaba un kit imprescindible e
intangible de herramientas individuales que se forjan
a diario en la unidad: disciplina, ejemplaridad, lealtad,
honradez y sentido común.
No existe misión sencilla y la Operación Balmis
no iba a ser la excepción de esta máxima del
planeamiento táctico militar. Esta circunstancia ha
supuesto una magnífica ocasión de crecimiento
personal y profesional y ha sacado una vez más
lo mejor del personal: su disponibilidad, rigor
profesional, criterio y compromiso, señas de identidad
de este escuadrón.
No se puede olvidar al resto del personal
que quedaba en retaguardia para asegurar el
sostenimiento de la operación y la operatividad en
el resto de las capacidades de la unidad (ingeniería
militar y castrametación, apoyo al transporte aéreo
o apoyo al movimiento), así como al personal
destacado en Yibuti, que ha prolongado su misión
hasta el límite de los seis meses, y la magnífica labor
realizada por aquel desplegado en el Ejercicio Red
Flag (Nellis, EE. UU.) y en el Destacamento Grappa
(Sigonella, Italia), que debido a la imposibilidad de
recibir refuerzos ha liderado a su nivel gran parte
de los trabajos logísticos para replegar ambos
destacamentos en los plazos previstos.
Para el SEADA es un orgullo estar siempre alistados
para servir del mejor modo posible a los intereses de
España, compartiendo esfuerzo con las unidades de
esta gran familia que es el Ejército del Aire. «¡Nulli
secundus!»